Paysandú, Lunes 22 de Septiembre de 2014
Locales | 18 Sep Antes de fin de año los jueces podrán optar por procesar a los sospechosos o sentenciados por la comisión de delitos menores con arresto domiciliario en lugar de prisión, según anunció el martes el Ministro del Interior Eduardo Bonomi durante una entrevista mantenida con el director de EL TELEGRAFO, Alberto Baccaro. Para que esto sea posible, el Ministerio podrá disponer de tobilleras electrónicas, alquiladas por el Estado uruguayo.
Bonomi explicó que eso está dentro de los planes para disminuir aún más el hacinamiento en las cárceles, aunque dijo que esa situación ahora “está dentro de los parámetros internacionales normales”. Al respecto dijo que la población carcelaria todavía es mayor que la cantidad de plazas disponibles pero está “muy por debajo” de las altas cifras anteriores, que representaban más del 150% de la capacidad de las cárceles.
MÁS TOBILLERAS
Una de las opciones que se manejan para bajar la cantidad de presos en los centros de rehabilitación, es la de aumentar el número de procesados por delitos menores que, en vez de ir a la cárcel, cumplan la prisión preventiva en su domicilio, controlados por las tobilleras electrónicas que desde hace un tiempo se utilizan mayoritariamente para los casos de delitos de violencia doméstica, con el correspondiente visto bueno de la Suprema Corte de Justicia.
Para esto, el Ministerio probablemente llame a licitación para el alquiler de las tobilleras --cuyo número aún no se definió pero rondaría el millar-- o también podrá ampliar la licitación ya existente con una empresa de plaza a la cual se le alquilan los dispositivos de origen israelí que se están utilizando ahora.
El arresto domiciliario es una forma alternativa de encarcelamiento en el que el prisionero cumple su condena en los límites de su hogar. Se utilizará en casos delitos de baja gravedad --que aún no se han definido--, y significaría una sensible disminución de la ocupación en las cárceles.
Además, se considera que este sistema, si bien castiga a quien delinque con un motivo “menor”, evita que pierda el vínculo familiar y social a la par que deja el más estricto régimen carcelario solo para delitos más graves.
El seguimiento del arresto domiciliario se realiza a través del uso de una pulsera que se coloca en el tobillo, definida como “tobillera” que emite una señal electrónica, similar a un sistema de posicionamiento geográfico, que rastrea el paradero del usuario. En el caso de que la persona condenada se desplazara fuera del área de confinamiento o intenta quitarse la tobillera, enviará automáticamente una señal al sistema de control del Ministerio del Interior.
ACUERDO INTERPARTIDARIO
Haciendo un repaso de su gestión en lo que respecta a la situación carcelaria y particularmente en cuanto al hacinamiento, Bonomi dijo que poco después de asumir, “formamos una comisión interpartidaria de seguridad con legisladores y asesores de los cuatro partidos políticos con representación parlamentaria, que tuvo un acuerdo de consenso donde se partía de la base que se precisaban políticas de Estado.
En junio hubo un incendio en la cárcel de Rocha donde murieron 12 presos y en una interpelación me pidieron la renuncia por eso, pero se probó que no hubo responsabilidades mayores hacia los policías. En ese entonces estábamos trabajando con el informe Novak de las Naciones Unidas sobre hacinamiento carcelario, que marcaba como muy superior al crítico del 153% y nosotros estábamos muy por arriba y de hecho había violación de los derechos humanos. Y además queríamos devolverle a la cárcel su papel de rehabilitación de las personas privadas de libertad”.
Dijo que “eso era imposible si no bajábamos el hacinamiento, e hicimos un proyecto basado en el documento de consenso que planteaba que había que sacar las cárceles de la policía dentro del Ministerio y luego en una segunda etapa sacarlas del Ministerio y crear un servicio descentralizado. Nosotros priorizamos ese proyecto, e hicimos una revolución en cárceles”.
HAY 6.400 PLAZAS NUEVAS
Dijo Bonomi que “construimos 6.400 plazas penitenciarias nuevas, y no camas amontonadas en un espacio, sino camas con los metros cuadrados que corresponden según la normativa internacional. Vamos a terminar el período sin hacinamiento, que hoy es normal según la normativa internacional, y vamos a terminar sin hacinamiento y con políticas de rehabilitación instaladas y el 68% de los presos trabajando o estudiando, lo cual es un salto importantísimo”.
Recordó que “cuando llegamos, en el penal de Libertad había 1.500 presos y trabajaban o estudiaban 25. Hoy hay 1.300 presos y trabajan o estudian 800”.
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