Paysandú, Lunes 22 de Septiembre de 2014
Opinion | 22 Sep “Todos estos príncipes nuestros tienen un propósito, y puesto que nos es imposible conocer sus secretos, nos vemos obligados en parte a inferirlo de las palabras y los actos que cumplen, y en parte a imaginarlo”, dijo Nicolás Maquiavelo en 1513. Algunos conceptos de la obra del filósofo político italiano que vivió en la Edad Media mantienen vigencia y sirven para entender los mensajes dinámicos y cambiantes de una sociedad moderna.
El presidente José Mujica volvió a hablar de educación y reconoció que “en nuestra América tenemos un desafío formidable y una deuda social, pero también no somos nítidamente conscientes de ello”. En Uruguay, a pesar del descenso de las cifras de pobreza y de indigencia, el gobierno tiene “dificultades en la transmisión de enseñanza” y aunque se ha masificado su acceso “probablemente la gente tácitamente nos solicita una enseñanza que le de elementos para poderse ganar la vida con rapidez”.
El mandatario sostuvo que a su generación se le hace difícil aceptar este tipo de formación, porque “es como si los muchachos nos dijeran ‘dejate de historias y dame un oficio que me pueda ganar la vida rápido’”.
Es así que analizó que los estudiantes provenientes de sectores más pobres y familias desintegradas están en desventaja para transcurrir un nivel de enseñanza que dure 12 años. Incluso es relevante su análisis, al manifestar que “curiosamente mientras la clase media poco se reproduce en Uruguay; donde los nacimientos son fuertes en los pobres, lo que hace entrever que la fuerza del trabajo dentro de 10-15 años va a estar, en un 40 o 50 por ciento, compuesta por estos niños que hoy han nacido en la pobreza. Quiere decir que fracaso o logros que puedan obtener van a teñir toda la sociedad del futuro”.
Si estas palabras hubieran salido de algún analista o referente de la oposición, probablemente las respuestas del oficialismo no se demoraban y hubiesen sido incendiarias. Sin embargo, es el mismo mandatario que había remarcado en una audición radial que los análisis apocalípticos sobre la educación uruguaya no tomaban en cuenta el crecimiento del país. Allí repitió un argumento que subestima cualquier mínima inteligencia. Tras referirse al aumento de la asistencia a Secundaria, dijo que “el 52% de los universitarios que se reciben son hijos de padres que no eran universitarios”, sin tener en cuenta las características del perfil poblacional de una y otra época y los avatares propios del mundo moderno que a nivel internacional exige una mayor preparación, sea cual sea el signo político.
Por eso hay que inferir o imaginar cuál es la posición que refiere a los sectores menos desfavorecidos, donde se registran altos niveles de nacimiento para entender que los fracasos o logros actuales “teñirán a la sociedad del futuro”, según el presidente.
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