Paysandú, Martes 23 de Septiembre de 2014
Rurales | 21 Sep Gladys Correa es una productora que cría Hereford y Corriedale, todo de buena calidad, en una zona alejada del Este del departamento de Paysandú. Con sus 690 hectáreas de basalto profundo, pero con buenas pasturas y ninguna mejora logra porcentajes de señalada de 115% en su majada en años normales.
El establecimiento “Don Juan Carlos”, se encuentra en la zona de Tiatucurá y Salsipuedes Grande, en el límite con el departamento de Tacuarembó. La ruta 5 está a 35 kilómetros, Paso de los Toros a 75, Guichón a 90 y la ciudad de Paysandú a 180 kilómetros.
Explica que “nuestra salida es por ruta 5, porque la caminería del departamento de Paysandú es mala, y no es una queja personal sino de todos la que deben transitarla, porque nuestra caminería ha sido olvidada”.
De todas maneras, aclara que es una vida “muy natural, con todas las comodidades, y se vive muy en paz, lejos de la problemática que se genera en las ciudades”.
Posee 690 hectáreas de basalto profundo, pero con buenas pasturas y pocas mejoras. “Al ser un área pequeña no nos da para hacer praderas, mejoramientos o fertilizar. Por tal motivo apostamos a animales de genética de calidad, para producir con menor cantidad de animales, mayor cantidad de dinero”, dice la productora.
En ovinos, el Corriedale se cría “desde nuestro padre, con muchos años de selección y actualmente con el trabajo de inspección y tatuaje del ingeniero agrónomo Marcelo Grattarola”, sostiene Correa. Utiliza Corriedale carnicero, pero sin descuidar la medición de lana. “Es medio y tratamos que no llegue a grueso”, especifica, aclarando que en la estancia solo existen vientres, borregas, ovejas y los carneros, en un número de aproximadamente 400 ejemplares.
En Hereford es el inspector de la Sociedad de criadores quien selecciona y tatúa el ganado de la estancia. Explicó que este año “intentamos entrar en el paquete de medidas que nos enseña el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), ya que éramos un caso atípico, porque encarnerábamos al Corriedale en noviembre y con pariciones en marzo, vendiendo el cordero en diciembre”.
Este año por motivos de trabajo y personal, “buscando ayudar a nuestra gente, nos resultó más práctico y fácil el cambio, y buscando una mayor producción, de acuerdo a lo que nos indican los técnicos, porque tendríamos una mejor cría del cordero”, dijo.
“Ahora con el cordero pesado, lo comercializamos en febrero”, aclaró. Subrayó que todo se hace con pasturas naturales, aunque en el diálogo con los técnicos no se descarta que próximamente se esté racionando a los corderos, procurando un rápido crecimiento, llegando a la escala de valores de peso al que se llega con esta herramienta.
Explicó que se hace hincapié en la prolificidad, por lo que se posee muchas ovejas melliceras. “En años normales la señalada es de 115%, con años malos en donde oscila en 90 a 95%”, explica. No tuvo inconvenientes con el temporal del año pasado porque la majada estaba aún con lana y la parición había sido en marzo.
CRUZAMIENTOS
Para la productora el cruzamiento entre razas es “mala palabra”. Explica que es “un cruza pa acá y un cruza pa allá como decimos los paisanos”.
De todas maneras aclaró que “respeto a quien lo hace y lo hace bien, pero para nosotros es mucho más lindo apostar a una raza con su selección”.
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