Paysandú, Martes 23 de Septiembre de 2014
Locales | 22 Sep “La forma de actuar de los delincuentes cambió muchísimo fundamentalmente después de 2002”, dijo a EL TELEGRAFO el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, recordando que “lo compartimos con los otros partidos políticos en el documento de consenso hecho al comienzo de la administración”.
Bonomi dijo que “la pasta base no entró en 2002 como se dijo, entró antes, en 1997 o 1998. Pero se la descomponía en cocaína y se la vendía como tal. Lo que pasó en 2002 fue que los narcos nacionales que les compraban la droga a los narcos internacionales pagaban en dólares la mitad contado y la mitad después de haberla vendido. En ese año el dólar pasa de 11 pesos a 36 pesos. Y como cualquier comerciante uruguayo que comprara en dólares y vendiera en pesos, el negocio se tornó inviable, y lo que hicieron fue empezar a vender la pasta base para el consumo directo, no transformada en cocaína. Y ahí cambió todo, porque el consumo de pasta base produce violencia y el estado de abstinencia también produce violencia. Quien la consume roba a la familia y termina robando al vecino y al que se le cruce, incluso en forma violenta”.
TODA LA SOCIEDAD
Según el ministro, “el consumo de pasta base atravesó toda la sociedad, no solo las clases marginadas. Y crecieron enormemente los grupos que abastecían ese mercado. A partir de 2008 se empezó a revertir el mercado de pasta base, y se empezó a dirigir a otras drogas, porque mejoró el poder adquisitivo, las familias tuvieron más dinero y los que consumían y tenían la oportunidad de elegir lo hicieron por otras drogas. Y los que se organizaron para abastecer el mercado de pasta base se empezaron a enfrentar entre sí. Nosotros en 2010 advertíamos que había una cantidad de heridos de la cintura para abajo que llamaba la atención y que para nosotros era ajuste de cuentas sin muerte pero que podría haberlas. Y se produjo desde 2012, y se consolidaron grupos que trataban de dominar un territorio y la policía no estaba preparada para enfrentar ese tipo de delincuencia por la organización y el grado de corrupción que tenía”. En base a esa situación, “dos cosas definieron lo que hemos hecho, el combate a la corrupción y la reorganización de la policía”.
Bonomi recordó que se mencionaba el caso de Nueva York “con su alcalde Rudolph Giuliani, que en dos patadas arregló todo y nosotros nos conectamos con el profesor Laurent Sherman de la Universidad de Cambridge, el criminólogo asesor de Giuliani (que viene a dar una conferencia en el paraninfo de la Udelar) y en ese entonces nos dijo dos cosas: primero que no arreglaron nada en dos días, demoraron 10 años y que todo comenzó en 1994 en combatir la corrupción policial y reorganizar la policía”.
PERDIERON PREBENDAS
Destacó que cuando se comenzó en Uruguay, “costó mucho porque había gente que perdía prebendas por las modificaciones que se estaban haciendo y otra gente que como en todos los órdenes de la vida, decía que como siempre se había hecho de una manera no precisaba cambiarse. Por los dos lados vinieron críticas. Pero hubieron 300 policías dados de baja por año vinculados a la corrupción, y desde medidos del año pasado podemos decir que la reestructura está instalada, los mandos están comprometidos, se ha incorporado tecnología y pensamos que se van a ver los resultados”.
Reconoció que la suya “fue una de las gestiones más criticadas, pero creo que responde a una estrategia electoral. Y como no es muy fácil discutirle al Frente Amplio los cambios en la economía, en el desarrollo productivo, la consolidación del empleo, la mejora salarial y de las jubilaciones, es obvio que el debate se da en la inseguridad. Y cuando las propuestas que se hacen son las mismas que se están llevando adelante, la cosa no funciona”.
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