Paysandú, Miércoles 24 de Septiembre de 2014
Opinion | 20 Sep A través de marchas y actos que tuvieron lugar en varias ciudades y localidades, la central sindical pretendió paralizar por varias horas el país --le faltó bastante-- para enviar un “mensaje” electoral a los ciudadanos uruguayos, los que entiende en gran parte son “desprevenidos” o proclives a ser engañados por los representantes de la oligarquía y las clases dominantes, para que den su voto a los que los han expoliado siempre, en esta particular óptica de la dirigencia sindical.
El Pit Cnt eligió este 18 de setiembre para intervenir sin tapujos en la campaña, y en este caso en medio de un paro general parcial la central obrera lanzó mensajes inequívocos con recomendaciones a los trabajadores de cómo actuar de cara a las elecciones nacionales que serán dentro de un mes.
Igualmente, hubo cierto prurito, ante la andanada de críticas recibidas en días anteriores, y si bien la idea era tratar de no decirlo explícitamente, los dirigentes del Pit Cnt buscaron la forma de dejar bien en claro que los trabajadores deben votar al Frente Amplio, porque están en juego dos modelos de país y consideran que la “clase obrera” no puede equivocarse a la hora de elegir. Por eso es que muchos de los que figuran en las listas del oficialismo precisamente son dirigentes sindicales en una doble función de “orientar” a los trabajadores votantes y a la vez pedir el voto para el partido de gobierno, que los mismos dirigentes integran.
La fórmula para sugerir a quién votar fue hacer referencias negativas a “los 90”, los años del neoliberalismo, según la dirigencia sindical, en contraste con la década “progresista” actual.
Por supuesto, tuvo especial destaque en la oratoria la “sensibilidad” de los dos últimos gobiernos, con un Tabaré Vázquez que hoy vuelve a ser candidato, y de paso se lanzaron las consabidas críticas a las cámaras empresariales y a los “rosados”, como llamaron a la eventual alianza de colorados y blancos para el balotaje.
Como es tradicional, también se hizo énfasis en la lucha de clases, y siguió por lo tanto en el planteo maniqueísta de los “buenos y los malos”.
Los dirigentes adelantaron que los gremios resistirán cualquier intento “de las clases dominantes” de avanzar sobre leyes que consideran conquistas de los trabajadores. El dirigente Fernando Pereira no desmintió las críticas respecto a que fue un “paro político” realizado bajo la consigna “Nos movilizamos para que el Uruguay no se detenga”, parecida incluso a la del Frente Amplio: “El Uruguay no se detiene. Nosotros hacemos política día y noche, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, para cambiar la sociedad a favor de los más débiles”, dijo el dirigente. “Nos han planteado que flechamos la cancha, que hemos perdido la independencia. ¿Acaso los cambios que se produjeron entre el 2005 y 2014 no son revolucionarios?”, agregó.
Y si esta es la “neutralidad” que dice tener el Pit Cnt, qué nos espera entonces cuando deje de lado esta supuesta imparcialidad --9 de los 13 dirigentes sindicales se postulan en las listas del Frente amplio-- para realmente plantearse directamente la defensa de los “logros”, en la eventualidad de que el gobierno que surja de las elecciones del 26 de octubre y posiblemente noviembre no sea del partido que actualmente ocupa el Poder Ejecutivo.
Sin dudas, el Pit Cnt asume que todos los trabajadores --porque para ello ha defendido históricamente su condición de central única-- están en sintonía con las posturas sesentistas y alineadas ideológicamente con los partidos de izquierda, e ignora olímpicamente el libre pensamiento de miles y miles de trabajadores que no comulgan con estas ideologías pero que, si pretenden defender sus derechos y posiciones laborales, necesariamente terminan adheridos a la central, que es la única reconocida por el Gobierno.
Esta postura es sin dudas un desprecio explícito hacia el sentido común y discernimiento de los trabajadores uruguayos, de su libertad de pensamiento y de su capacidad de ejercer su derecho a la libertad lisa y llanamente, al tratar de llevarlos de la nariz y decirles lo que deben votar, porque los entiende intelectualmente incapaces de pensar y hacer lo mejor para ellos y para el país.
Se recrea así el viejo escenario de los “iluminados” --en este caso los dirigentes del Pit Cnt -- y los trabajadores “engañados” que no están capacitados para optar por lo que les conviene y que por lo tanto necesitan ser llevados de la mano como niños a la escuela, aunque naturalmente, siempre jugando “su” partido en la lucha por el poder como brazo sindical del Frente Amplio, y muchas veces éste operando como brazo político del poder sindical, en una suerte de doble identidad para la tribuna pero que en los hechos es una sola cosa, indivisible en su esencia y en sus objetivos.
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