Paysandú, Miércoles 24 de Septiembre de 2014

Una tercera planta y mucho más

Opinion | 24 Sep El reciente viaje del presidente José Mujica a Finlandia, a efectos de interesar a la multinacional UPM en la construcción de una tercera planta de celulosa en el Uruguay, además de procurar convencer a empresarios de que se hagan cargo de la quebrada empresa Urupanel, de Tacuarembó, dejó un gusto amargo en el gobierno, pese a las reflexiones optimistas del mandatario a su regreso, por cuanto la maderera ha descartado por ahora esta inversión, y en cambio planteó que el gobierno no ha cumplido con su contraparte de generar infraestructura y logística para un mejor desempeño de los emprendimientos forestales.
Pero por otro lado confirma, por si había alguna duda, que la izquierda ha cambiado de postura respecto a la oposición a ultranza que predicaba contra los emprendimientos de multinacionales que tenía cuando no estaba en el ejercicio del Poder Ejecutivo, aquellos “piratas” que venían a invertir y buscar rentabilidad al Uruguay.
Ahora por suerte en su óptica ya no hay “piratas” sino inversores que necesita el país para reciclar riqueza y mejorar la calidad de vida de su gente, y en esta orientación se inscriben las recientes gestiones personales del mandatario en Europa.
Por cierto que había otros caminos alternativos al de la visita para interesar a UPM, primero, porque la empresa conoce al Uruguay, sus ventajas comparativas y sus carencias, así como el escenario internacional para su sector, y si realmente percibiera que le conviene encarar un emprendimiento de estas características, lo hará con o sin la mediación del mandatario; salvo que Mujica haya ofrecido ventajas excepcionales en esta coyuntura, cuando está por dejar el gobierno y por lo tanto no puede garantizar lo que pueda hacer el próximo ni menos aún comprometerlo.
El punto es que según declarara, quería dejar un “paquete” de inversión ya encaminado para quien le suceda, lo que no está mal en cuanto a intención, pero seguramente evaluó erróneamente hasta donde se podía llegar, y más aún, las empresas no suelen revelar intenciones antes de no asegurar las cosas, para no generar reacciones en la competencia. Por otra parte Brasil está resultando un punto de inversión más atractivo en la región, donde hay mayores facilidades y menores costos para las empresas, y además, pese al acelerado desarrollo del eucalipto en el Uruguay en cuanto a tiempo para su explotación, en Brasil este período es aún más corto y por lo tanto el retorno de la inversión se logra ya en menor plazo.
Y más allá de la estrategia empresarial de no dar a conocer sus cartas --pero seguramente evaluando que una tercera planta de celulosa puede tener sus complicaciones en cuanto al abastecimiento y logística--, no es menos cierto que el gobierno ha tenido omisiones en atender las necesidades de infraestructura para el transporte y salida de la madera.
En tanto en el caso de Urupanel, por cierto que la empresa tiene sus complejidades de gestión pero también de mercado, y sobre todo de competitividad, porque hay insumos caros en el Uruguay que deben sumarse a los precios del producto de exportación.
Y como bien le reprochaba UPM al mandatario, el transporte de madera no cuenta con rutas adecuadas, y sobre todo con un ferrocarril que le permita salir con menores costos hacia los lugares de procesamiento, porque ni durante el gobierno de Tabaré Vázquez ni durante el de Mujica se ha avanzado significativamente en reestructurar el tren para ponerlo al servicio de la producción. En cambio los años se han ido en atender los planteos del sindicato de AFE, con marchas y contramarchas, en procurar un proyecto que los trabajadores al fin de cuentas no van a aceptar y mucho menos cuando siquiera sospechen que pueda haber alguna privatización, y ahora se habla de eventuales inversores chinos en base a un proyecto y una financiación todavía difusa, como la madre de todas las soluciones, pero solo en los papeles.
Y todo esto en un contexto de sostenido crecimiento del sector forestal, que con más de 800.000 hectáreas ha generado una masa de materia prima que ha alentado precisamente a que Mujica apresurara su intento de instalar una tercera planta de celulosa, que conlleva una muy buena inversión y reciclaje de riqueza, aunque sin llegar a ser el sumun en cuanto a dotación de valor agregado en el sector.
Es notorio que en el sector todavía falta la generación de valor agregado, aunque es el mayor proveedor de fuentes de empleo genuinos y reciclador de riqueza en el medio rural, sobre todo, de lo que tenemos algunos ejemplos, aunque escasos.
La contracara lo constituye la caída en la competitividad, por los altos costos internos del Uruguay, con incidencia del déficit en elementos logísticos adecuados, lo que encarece el traslado de esta materia prima, y una notoria ausencia del ferrocarril como medio barato para el transporte de cargas de gran volumen y bajo valor relativo, así como el requerimiento de una mayor presencia del transporte fluvial, --pese a los avances-- dejado de lado durante décadas y que es una alternativa válida en el esquema, lo que configura un esquema de luces y sombras en la explotación forestal.
Precisamente los costos como el valor de la energía, el combustible, el transporte en particular y la logística en general, constituyen un elemento condicionante para una tercera planta de celulosa, sin olvidar que a la vez nos estamos quedando en un tratamiento muy primario de esta materia prima. Quizás lo que habría que hacer antes de salir a buscar inversiones fuera del país, es devolver en infraestructuras y servicios un poco más de lo que se le “exprime” al campo y la industria, para continuar siendo atractivos para los inversores.


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