Paysandú, Domingo 28 de Septiembre de 2014

Fomento de la cultura emprendedora

Opinion | 28 Sep Los emprendedores son “el músculo de un país para crecer”, sentenció la directora del Centro de Emprendimientos Deloitte, Isabelle Chaquiriand, al evaluar la importancia del acometimiento empresarial, a la vez de subrayar que “el emprendimiento es el que genera el crecimiento económico, nuevos puestos de trabajo, es como que un equipo invierta en sus divisiones interiores para seguir creciendo”.
Este razonamiento es muy valedero en términos globales, pero especialmente significativo ante la realidad del Uruguay, donde muchas veces el denominado emprendedurismo no es consecuencia de una actitud del ciudadano común de cara al porvenir, sino de una encerrona que suele acentuarse en épocas de crisis y cuando se encuentra con serias dificultades para acceder a un empleo, y opta por hacerse un camino propio, con suerte diversa, naturalmente.
De acuerdo a estadísticas del Global Enterpreneurship Monitor (GEM), en 2011 los uruguayos que se decidieron a iniciar un negocio alcanzaron un porcentaje máximo del 16,7 por ciento, para bajar en 2012 a 14,6 y en 2013 estabilizarse en 14,1, a la vez de desconocerse el porcentaje correspondiente al año en curso, que aún no se ha cerrado.
Pero un dato positivo surge del hecho de que para la docente, en 2013 creció el porcentaje de las personas que creó un negocio al detectar una oportunidad y bajó el porcentaje de aquellos que lo hicieron por necesidad.
“Por cada emprendedor por necesidad hay siete que lo hicieron por detectar una oportunidad”, subrayó a El País, en tanto solo 2,4 por ciento discontinuó el negocio en los últimos doce meses, con lo que se repite el porcentaje más bajo junto a 2010. Sostuvo asimismo que este porcentaje de emprendedores ubica muy bien al Uruguay en la región --segundo detrás de México--, y consideró que se ha evolucionado respecto a un panorama que data de muchos años, pese a que “hay ciertas señales de alerta en el horizonte para que esta tasa de actividad emprendedora se sostenga en el tiempo”.
La visión de la docente en cuanto a la ubicación de Uruguay no parece coincidir con la que tiene la mayoría de los ciudadanos y los analistas de la realidad nacional, por cuanto si nos remitimos a la cultura predominante en el ciudadano uruguayo y en lo que se expresa en las encuestas, la gran mayoría de los ciudadanos sueña con ser un empleado público para tener un empleo inamovible y sin mayores aspiraciones, apostando a lo seguro, además de condiciones de trabajo muy beneficiosas.
Ello reafirma la tesis de que en realidad es la necesidad y la falta de oportunidades en empleos la que genera los acometimientos empresariales propios, generalmente individuales o familiares, sobre todo en épocas de crisis en las que la población pierde poder adquisitivo y por cada oportunidad que se detecta, se pierden cien por falta de mercado. En los últimos años el Ministerio de Industria, Energía y Minería ha incorporado entre sus objetivos el impulsar medidas para promover el emprendedurismo, recogiendo a la vez planteos y propuestas formuladas en su momento por legisladores de todos los partidos para alentar la creación de nuevas empresas y desarrollar el espíritu emprendedor en el Uruguay, que por su idiosincrasia es sin dudas un país en el que se requiere de esta motivación.
En su momento se formularon consultas a diversos actores del denominado ecosistema emprendedor, con la perspectiva de enriquecer la propuesta, y contar así con una herramienta que a efectos de encarar de forma integral una problemática compleja, y en gran medida cambiar la pisada de la visión que tiene el ciudadano medio respecto a su futuro o actividad para lograr su sustento, pero sobre todo para potenciarse en el esquema socioeconómico a través de una diversidad de alternativas.
Lo fundamental, sin dudas, es a la vez sacar a muchos trabajadores en situación de dependientes a lanzarse al desafío de generar su propio emprendimiento, aunque naturalmente no es fácil animarse a una etapa plena de incertidumbres en un mundo fuertemente competitivo, y que además significa adquirir grandes responsabilidades en especial si se toma personal, cuando es mucho más fácil reclamar como empleado que tener que responder a los reclamos laborales de estos.
Debe tenerse presente que las micro, pequeñas y medianas empresas representan más del 90 por ciento de las empresas en actividad en el Uruguay, y que emplean el 55 por ciento de la mano de obra privada, en tanto su actividad en bienes y servicios representa aproximadamente el 40 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI).
Anualmente la Dinapyme (Dirección Nacional de Pequeñas y Medianas Empresas y Artesanías) está capacitando a unos 600 emprendedores por año, y de ese total promedialmente un 40 por ciento logra elaborar un diagnóstico y un plan de negocios, pero solo un 15 por ciento del total de emprendedores finalmente sale adelante y logra plasmar un emprendimiento bajo un proceso de tutoría con la supervisión de la Dinapyme.
Y como principio general, es preciso mejorar el acceso a los instrumentos que hoy están a disposición de los emprendedores, como es el caso de fondos de garantía, capital semilla y subsidios en las tasas de interés de préstamos bancarios, entre otros, de forma de propender a una cultura emprendedora que mejore este desempeño, por cuanto afrontar un emprendimiento de riesgo desde abajo conlleva muchas dificultades, e incluso demanda un período para su maduración no menor a tres años.


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