Paysandú, Lunes 29 de Septiembre de 2014
Locales | 29 Sep Una restaurada “voiturette” Ford A del año 1928 --aunque podría ser de 1929-- lució su señorío en la pista del Autódromo “Héctor R. Gargano” de CAMS, actuando como coche insignia y de seguridad en las competencias que se llevaron a cabo en dicho escenario.
Restaurada a fondo, aunque --por gusto de su propietario-- con muchas innovaciones, impulsada por un poderoso motor de seis cilindros, pintada su carrocería totalmente de rojo, con la capota de tono negro, y portando precisamente arriba de aquella, afirmada en soportes, una batería de luces afines a la tarea que cumple en pista.
Esta “voiturette” pertenece a Jorge Bisio y parte de su historia está ligada a Paysandú por varios motivos.
Bisio reside en Salto y estuvo integrando la organización de las competencias automovilísticas que se desarrollaron en CAMS.
Jorge comentó que “cuando mi padre, Carlos Bisio, ex corredor de automovilismo en la Fuerza Limitada, compró hace ya muchos años el local o galpón en Paysandú para el funcionamiento de su taller, no sabía que en el marco de la negociación también entraba esta “voiturette” Ford A, hoy día en mi poder”.
Y agregó que “era el auto de los mandados. Estaba casi toda original. Lo cierto es que pasó más de veinte años parada, sin circular. Luego, hace alrededor de 11 años, mi padre decidió regalármela. El quería que la dejara totalmente original, pero yo preferí modificarle varias cosas”.
“Fue así que la traje a Paysandú y se la llevé al lamentablemente desaparecido Fernando Lasarga, que estuvo más de un año trabajando en el auto, modificando el chasis, la suspensión, entre otras cosas. Fallecido Lasarga, al tiempo me la llevé nuevamente a Salto. Allí comenzó a trabajar en el auto Eduardo Borba. La tarea duró unos tres años y Borba me entregó la voiturette ya pintada y en marcha. Después vuelta a Paysandú, donde Héctor Uccellini trabajó en la carburación y la afinación”.
UN MOTOR DE FALCON
Esta “voiturette” Ford A recibió como planta impulsora un motor de Falcon Sprint de seis cilindros en línea de 221 pulgadas cúbicas. “Le colocamos tres carburadores Weber 40-40, que eran de mi padre y los utilizaba en su tiempo de corredor. Con el motor adecuadamente ajustado, la nueva carburación y los trabajos de terminación correspondientes, la “voiturette” quedó funcionando a pleno y hoy día la utilizo, por ejemplo, como auto de seguridad cuando se hace necesario en las competencias. Por cierto que este auto, o su historia, contienen unas cuantas anécdotas, como algunas que dejé al pasar, y por otra parte tiene relación con gente, como Lasarga, quien hizo los primeros trabajos en la reforma de chasis y suspensión”. Sí, una vieja “voiturette”, reformada pero manteniendo el espíritu y la carrocería de su tiempo, aunque con un impulsor nacido mucho más acá en el tiempo. Y además con ese toque de nostalgia donde también está incluido uno de aquellos entusiastas de los fierros, quien nos dejara hace ya unos años.
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