Paysandú, Jueves 02 de Octubre de 2014
Opinion | 27 Sep Aunque lejos del escenario que tenía el país años atrás, sin dudas que el precio del dólar tiene marcada influencia en la economía uruguaya, mucho más que en otros países de la región, como Brasil, donde tradicionalmente se han podido manejar los precios internos y otras variables al margen muchas veces de la evolución de la divisa, y por ende trazando una línea divisoria entre acciones para favorecer las exportaciones sin que ello se reflejara en los precios internos.
En el caso del Uruguay, más expuesto y de economía abierta, el valor de la moneda se ha manejado teniendo en cuenta un nivel necesario para no afectar importaciones y costos internos, pero a la vez el instrumento ha perjudicado la rentabilidad de los exportadores, aspecto este que ha sido de permanente preocupación del sector en los últimos años, cuando la divisa norteamericana apareció “planchada” y por ende perjudicando sus ingresos a la hora de llevar los dólares a pesos, al tiempo que los precios internos han subido persistentemente.
Con un dólar que ha subido marcadamente en los últimos meses, hoy se ha superado los 25 pesos por unidad en el mercado de cambios y de acuerdo a los analistas sigue sin encontrar su techo, alcanzando un nuevo máximo desde el 7 de julio de 2005.
Y si tenemos en cuenta que ha retomado el valor de hace nueve años, convendremos en que ha habido en el período un desfasaje en la correlación de valores, porque durante casi una década los precios internos se han reacomodado y con una inflación anual cercana a los dos dígitos, cuesta poco inferir que estamos en casi una década ante un reajuste de precios de no menos del cien por ciento respecto al dólar, que no puede soslayarse.
La divisa acumula ya un avance del 15,68% en el año, superando todas las previsiones que estimaban que recién para fines de 2015 se alcanzarían los 25 pesos por unidad. En una economía altamente dolarizada --aunque no tanto como hace unos años-- como la uruguaya, esta distorsión difícilmente pase desapercibida, para beneficio de unos y perjuicio de muchos, de acuerdo del lado del mostrador al que se encuentren, pero ante una escenario que también va a afectar de una u otra forma --ya lo está haciendo-- al ciudadano común.
La racha alcista del tipo de cambio es una buena noticia, por ejemplo, para la competitividad del sector exportador, pero ocurre al revés para los importadores que colocan en pesos lo que compran en dólares, y de la misma forma se verá perjudicado el consumidor, acostumbrado ya a una estabilidad extraordinaria en la relación de valores de la moneda y que por este motivo, se endeudó en dólares. Desde el sector importador se informó que ante esta suba del dólar la situación genera “preocupación” y se “sigue con atención” la evolución de la divisa norteamericana “para ir ajustando” las listas de precios.
En este sentido, el representante de la Asociación de Importadores Mayoristas de Almacén, Fernando Melissari, dijo a El País que seguramente habrá modificaciones en las listas de precios de los productos importados, aunque es probable que no todas las empresas lo hagan.
También dependerá de las estrategias comerciales.
“Por un lado tenemos que acompañar la suba del tipo de cambio, pero por otro las ventas ya no son las mismas del año pasado. En todos los rubros notamos que el mercado se ha quedado un poco, entonces tampoco podemos subir tanto los precios”, afirmó.
“No necesariamente vamos a traspasar toda la suba del dólar. En momentos de fuerte demanda ni que hablar que sí, pero no es este el caso”, añadió el empresario.
Consultado sobre este aspecto, el gerente del Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, y Autoservicistas (Cambadu), Adrián Cabrera, expresó que se está a la expectativa por lo que pase con las listas de precios y recordó que los comerciantes “son tomadores” de precios. Sin embargo Cabrera coincidió en que al haber una “desaceleración” en los niveles de actividad del sector, pueden existir estrategias comerciales que no trasladen toda la suba de la divisa al precio de los productos. En este contexto, para el economista de CPA Ferrere, Alfonso Capurro, el aumento del dólar “pega” en la inflación de setiembre y de octubre, y recordó que “el resto de las variables también se están moviendo”. “Los precios de las materias primas están cayendo mucho y eso compensa parte de las presiones inflacionarias que genera la suba del tipo de cambio. El efecto neto todavía es difícil de computar porque estamos en pleno proceso de reacomodo cambiario y corrección de precios de commodities”, expresó Capurro.
Pero claro, con una inflación de por sí alta en el país, no puede soslayarse que este reajuste de la divisa habrá de incidir en los precios y que los salarios y otros parámetros caerán en su valor en dólares, tras haberse ajustado al alza durante varios años.
Ello da la pauta de que de acentuarse esta tendencia, se hace cada vez más imprescindible el ser eficientes y reducir vulnerabilidades en tanto somos tomadores de precios. El punto es que debe abordarse de una buena vez un desafío que ha sido postergado, como el de la incorporación del factor productividad en la cadena productiva, que es lisa y llanamente producir bienes y servicios a menor costo.
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