Locales | 06 Oct En la década del ‘20 Chevrolet ganaba espacios en la exportación de automóviles, tanto así que para 1928 había una fábrica filial en la República Argentina. Varios fueron los automóviles que llegaron a nuestro país, entre ellos versiones del modelo de 1928, impulsados por el motor de cuatro cilindros. De a poco Paysandú los fue contando en su incipiente parque automotriz, ya fuera en las versiones cerradas como con capota, y asimismo alguna voiturette, una especie de versión sport, la cual tenía un solo asiento en la parte cubierta del auto, fuera techo rígido o con capota. Detrás se ubicaba el maletero o espacio para colocar bultos, cuya tapa se podía usar en forma vertical sirviendo de respaldo a un asiento --denominado “para la suegra”--, donde se instalaban dos personas.
Una de estas voiturette que ha resistido el paso del tiempo y se mantiene fuerte y briosa, más allá de que su pintura no esté en buen estado, fue captada por nuestro fotógrafo. Es del tipo cerrada, con tres vidrios en su parte trasera, con la tapa del portacargas puesta en forma vertical. Tiene como impulsor su motor Chevrolet cuatro cilindros original.
Su propietario, quien prefirió mantenerse en el anonimato, dijo que quiere salir y andar, solamente hay que ponerle nafta al tanque y andará todo lo que quiera.
Nobles “fierros” que han llegado incólumes hasta nuestros días pese a prestar más de 80 años de servicios.