Paysandú, Sábado 11 de Octubre de 2014
Opinion | 05 Oct Desde hace un centenar de años, con mayor o menor aceptación, hemos abogado en innumerables oportunidades por la necesidad de que se planifique el futuro sanducero. Entendemos que todo aquello que está en nuestras manos hacer debe ser analizado y proyectado de manera que no sólo construyamos un futuro mejor sino que se prevean situaciones que pueden llegar a ser desde molestas a tremendamente perjudiciales en la vida cotidiana.
A modo de ejemplo digamos que si hace diez años, sin pretender establecer una fecha ni adjudicar responsabilidades, hubiésemos detectado que estaban enfermos un par de árboles de la zona del Balneario Municipal podríamos haber iniciado un plan de recambio y hoy no nos veríamos ante una tala general tan dolorosa como necesaria.
Si hace diez años, para utilizar el mismo período en otro ejemplo, hubiésemos escuchado las voces de quienes decían que el puerto de Paysandú recuperaría la importancia que alguna vez tuvo, no estaríamos ahora “a las apuradas” procurando establecer un acceso adecuado para llevar las cargas hasta las naves que operan en el mismo.
Acaso si tan sólo ciento veinte meses atrás hubiésemos manifestado nuestro pensamiento de que comenzaba a aparecer la posibilidad de un colapso en la capacidad locativa del Gobierno Departamental, quizás hoy estaríamos a punto de inaugurar un nuevo edificio que evitaría tanto la actual necesidad de alquilar locales uno tras otro como la “superpoblación” de las dependencias municipales.
Podríamos abundar en más ejemplos pero resulta innecesario en la medida que en mayor o menor medida todos tenemos una visión clara del futuro sanducero en lo referente a urbanismo y logística por lo que el “asunto” es definir los temas principales.
Mirando hacia los próximos 10, 15 años, el Gobierno Departamental debería definir y comenzar a actuar en consecuencia en diversos temas de suma importancia ciudadana y departamental.
En lo estrictamente referido a la ciudad de Paysandú, sin dudas uno de los puntos más importantes es la imperiosa necesidad de construir un nuevo edificio para las oficinas municipales o una ampliación del “Palacio” que por su envergadura en los hechos sería la construcción de un nuevo complejo junto al actual.
En primera instancia surgen claramente dos posibilidades muy concretas. Una de ellas sería la ampliación de las actuales dependencias de Zorrilla de San Martín y Sarandí manteniendo el edificio actual pero con otros conectados a los fondos o comunicados con una nueva estructura que podría levantarse en las propiedades municipales ubicadas en la acera sur de la calle Sarandí, donde actualmente se encuentra la Biblioteca Municipal y un estacionamiento del organismo.
La otra posibilidad, acaso más seductora por tratarse de un gran aporte urbanístico, sería la erección de una torre de oficinas en 18 de Julio frente a la Plaza Constitución en un complejo que podría incluir el Banco de Seguros del Estado y el propio Poder Judicial, ya que si bien no estamos hablando de demoler el edificio del ex París Londres, si podría ser incorporado al complejo propuesto. También el Ministerio del Interior podría ser parte del emprendimiento ubicando allí una gran Jefatura de Policía, moderna y funcional, y destinando la “Casa de la Policía” que construyera Pinilla a ser parte de un complejo cultural junto con el Teatro Florencio Sánchez y los edificios accesorios que se proyectan actualmente.
Por otro lado, y en momentos que se concretan la reconstrucción del Acceso Norte y el acceso al Puerto de Paysandú, aparece aún más evidente la necesidad de un nuevo “anillo de circunvalación” de la ciudad que debería ser conformado por la Avenida de las Américas, acaso Rodríguez Nolla o la propia Ruta 3, así como el camino que partiendo de la mencionada ruta toma Nº 84 Sur, Nº 83 Límite del Ejido y “Empalme a calle Guayabos” llegando a San Félix y de ahí a una costanera que debería trazarse incluyendo un puente sobre el Arroyo Sacra.
Son estos solamente algunos de los aspectos que deberían abordar la citada “política de estado sanducera”, enfocada en este caso exclusivamente al punto de vista de la infraestructura que la ciudad necesita.
Por supuesto que estas y todas otras obras que se necesitan no se levantan con voluntad sino que se necesitan fondos y a veces cifras verdaderamente difíciles, pero lo importante es que hay dónde recurrir.
Como ya hemos informado y comentado, las AFAP (Administradoras de Fondos de Ahorros Previsionales) cuentan con un ahorro de unos 5.500 millones de dólares disponible para financiar proyectos, pero éstos todavía no han aparecido. Ante este escenario, según se indicó, el Poder Ejecutivo tuvo la iniciativa de promover una ley, que está en vigencia, modificatoria de los topes contra la rigidez de la tramitación de inversiones, que son los dos aspectos que han limitado el manejo de los capitales acumulados en las AFAP. En consecuencia, no nos van a regalar nada, pero pueden “colocar” parte de ese dinero en obras de infraestructura que sin duda Paysandú necesita.
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