Paysandú, Sábado 11 de Octubre de 2014
Opinion | 11 Oct En una campaña electoral sin debates entre los candidatos a la Presidencia de la República, ante la decisión del expresidente Tabaré Vázquez de no participar en este tipo de eventos para no comprometer su ventaja en las encuestas, naturalmente, una de las escasas ocasiones en que puede por lo menos confrontarse ideas a través de exposiciones tuvo lugar el jueves por la noche, cuando los candidatos presidenciales de todos los partidos, menos el del Frente Amplio, expusieron sobre Educación, Economía, Salud, Seguridad y tuvieron un breve mensaje al cierre.
En el encuentro “Ateneo de presidenciables” organizado por la Asociación Nacional de Broadcasters del Uruguay (Andebu) participaron Luis Lacalle Pou, Pablo Mieres, Pedro Bordaberry, Gonzalo Abella, de Unidad Popular, Rafael Fernández, del Partido de los Trabajadores y César Vega, del Partido Ecologista Radical Intransigente, en tanto Tabaré Vázquez se excusó de participar “por problemas de agenda”.
Más allá de la ausencia del candidato oficialista, y por lo tanto de quien defendiera con especial interés las políticas de gobierno, confrontando conceptos con el espectro de partidos de la oposición, igualmente la instancia resultó útil para conocer propuestas y visiones que tuvieron aspectos coincidentes y diferencias, sobre todo a partir de concepciones ideológicas distintas pero a la vez con una visión crítica en cuanto a la forma de gestionar la bonanza que provino del exterior en los últimos diez años.
A nivel económico, Lacalle Pou dijo que el actual gobierno “no se ha encargado del déficit” y por eso “el compromiso nuestro con este viento de cola es reducir el déficit en 1,5 puntos al cabo del quinquenio”.
Se quejó de que “la gran mayoría ya no discutimos por el no pago de la deuda externa. Que la inflación es el peor de los impuestos” y dijo que “vamos rumbo a una década perdida”, al no aprovecharse debidamente la coyuntura internacional, a la vez de pedir a las empresas públicas “que no exageren gastos en publicidad”.
Por su lado el candidato del Partido Colorado se refirió al problema de la inflación, y dijo que “el objetivo de la economía es que la familia viva mejor. Y eso está afectado por la inflación, que es el peor de los impuestos. Hoy estamos terceros en América. Primero Venezuela, después Argentina y luego nosotros con la mayor inflación”.
El otro problema “es el déficit. El Estado gasta más de lo que entra. Hay que terminar con el déficit para terminar con la inflación”, afirmó.
Pablo Mieres destacó el momento que vive Uruguay económicamente: “seguramente sea la década más importante del crecimiento económico. Por causas de contexto internacional, por demanda de productos que Uruguay genera. Y con un manejo ordenado, estable y responsable de la economía, bajamos cifras en materia de pobreza y desocupación. Pero el problema es el gasto público. Por eso proponemos aprobar una ley que establezca un ancla en el gasto público”.
El líder independiente quiere reformar las empresas públicas y como ejemplo puso a Antel, que “gastó 100 millones de dólares en publicidad”. Y remató: “el balance de Ancap tuvo un déficit de 169 millones de dólares el año pasado, el mismo despilfarro que en épocas de blancos y colorados”.
“Las empresas públicas juegan con el dinero de todos los uruguayos. Las tarifas de ellos pesan en la economía de los hogares, principalmente en los de menores recursos. También en los precios de los productos”, apuntó.
Es cierto, porque debemos tener presente que Uruguay está tercero en cuanto al nivel más alto de inflación en el subcontinente, y quienes le preceden distan de ser modelos en esta materia: Venezuela y Argentina, que tienen economías profundamente distorsionadas.
Esto da la pauta de que con una inflación que registran las estadísticas cercanas al nueve por ciento, estamos desalineados con la tendencia en la región, por lo menos respecto a los países que más o menos han tomado las cosas en serio en esta materia.
Ocurre igualmente que la inflación estadística no refleja específicamente la variación de precios para los sectores de menores ingresos, donde la incidencia en la economía familiar se está dando justamente donde más duele, en la evolución de los precios de consumo diario, que son los que más han crecido, como bien percibe el ciudadano común en los precios que se reajustan demasiado frecuentemente en las góndolas de los supermercados.
Ello hace que en los hogares con ingresos que por ejemplo no superan los veinte mil pesos --hay muchos más que no llegan ni aproximarse a este ingreso-- la inflación es mucho mayor a la señalada, por cuanto la evolución de precios registrada por los estudios estadísticos tienen en cuenta los costos de hogares promedio que están significativamente por encima de esta cifra, y por lo tanto donde la alimentación es un componente menor en el esquema de insumos.
Es decir que hay erosión en la calidad de vida a través de la inflación para los sectores menos favorecidos de la población, y todos los candidatos presidenciales, por más que no todos tengan la misma chance de acceder a la primera magistratura, deberían tomar nota --algunos ya lo han hecho-- de que acá tenemos un problema que es preciso atacar.
Este es uno de los aspectos claves a corregir, precisamente, y ello involucra compromisos que deben asumirse en la campaña electoral, por encima de costos políticos, pero sobre todo cumplirlos a la hora de asumir el gobierno por quien reciba esa responsabilidad por voluntad del soberano, con firmeza y altura de miras, porque se trata del presente y el futuro del país, por encima de los intereses partidarios del momento.
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