Opinion | 09 Oct Desde 2009 a la fecha más de 400 empresas de todo el país han efectuado uno o más aportes a proyectos de los Fondos de Incentivo Cultural (FI), viéndose beneficiadas con este sistema que, en el caso de los contribuyentes, les permite no sólo direccionar sus impuestos hacia proyectos culturales de calidad, sino también posicionarse en la comunidad de forma directa.
Por su parte, en el caso de los artistas, el aporte de las empresas les otorga una posibilidad concreta para realizar sus proyectos y promover así la inclusión social.
Los Fondos de Incentivo Cultural (FI), regidos por la Ley Nº 17.930 de 2005 (art. 235 al 250 inclusive), benefician a proyectos de artes, patrimonio y tradiciones culturales en todo el país.
Estos fondos se integran con aportes de las empresas contribuyentes al IRAE y al Impuesto al Patrimonio que recibirán beneficios fiscales de acuerdo con la modalidad de apoyo utilizada, esto es, Fondo Global o Proyectos Específicos. A partir del 1° de enero de 2012 gozan del mismo beneficio las Personas Físicas (Ley 18.834 art.190).
El referido Fondo Global reintegra el 75% de la inversión de la empresa en certificados de crédito, en tanto que un 25% puede imputarse a gastos (y deducir del IRAE). Por otra parte, el Proyecto Específico del Interior devuelve un 65% en certificados de crédito permitiendo imputar un 25% a gastos (y deducir del IRAE). Esa modalidad permite trabajar más en profundidad su presencia en el emprendimiento cultural y la asociación de su imagen a la imagen del artista o la institución cultural.
En el quinto aniversario de su creación, los Fondos de Incentivo Cultural informaron que empresas de diferentes rubros aportaron $60 millones a distintos proyectos culturales. La mitad de este financiamiento fue volcado en partes iguales en cada uno de los semestres, es decir, $30 millones. Por su parte, el Ministerio de Economía y Finanzas dispuso para 2014 un aumento del espacio fiscal que ascendió a 17 millones de pesos.
Estas cifras dan la pauta de la muy buena receptividad del sistema, cuya existencia y continuidad significa un logro importante. Para las empresas, no sólo es una herramienta que contribuye a fortalecer su imagen en vínculo con la sociedad, sino también una forma de elegir el destino de parte de los impuestos que paga. Para los artistas e instituciones que promueven y desarrollan proyectos culturales es ni más ni menos que una fuente importante de financiamiento. Bienvenidos entonces los cinco primeros años del Fondo de Incentivo Cultural, que están demostrando ser una herramienta no sólo válida sino valiosa para la actividad artística y cultural del país.