Paysandú, Lunes 13 de Octubre de 2014
Opinion | 09 Oct En forma sistemática, los datos provenientes del Banco de Previsión Social (BPS) indican que en los últimos años se está registrando un auspicioso descenso de la evasión con este organismo, lo que es una buena noticia no solo para quienes han dejado de estar en negro para integrarse al circuito formal, sino también para el conjunto de los trabajadores y la propia sociedad, en la medida que el colectivo gana en respaldo.
Debe tenerse presente que la regularización y la formalización es un paso sustancial en cuanto al fortalecimiento del organismo, que no solo paga pasividades, sino que cumple además una serie de prestaciones y mantiene sus cometidos de pago intergeneracional de pasividades, en forma paralela al funcionamiento de las Administradoras de Ahorros de Fondos Previsionales (AFAP).
Esta mejora sustancial, que ha derivado en que se haya superado holgadamente el millón de aportes, no obsta para que igualmente se mantenga un determinado núcleo duro en negro, que se estima en algo más de 200.000 trabajadores, en el marco de la persistente caída de este porcentaje en forma auspiciosa.
Sucesivos estudios han dado cuenta de esta reducción del porcentaje en negro, pero todo indica que habría todavía una evasión no menor al 15 por ciento. Pese a que este porcentaje sería elevado para países desarrollados, que tienen otra cultura en cuanto a las obligaciones, derechos y responsabilidad en el pago de impuestos, en Uruguay es bajo si lo comparamos con escenarios de no hace muchos años, sobre todo de antes de la bonanza de la última década, cuando la evasión era una constante y se estimaba que oscilaba entre el treinta y el cuarenta por ciento, a lo que debía agregarse el trabajo realizado parcialmente en negro.
Ocurre que aun va quedando para captar el denominado “núcleo duro” de la evasión, que incluye no menos de cien mil puestos de trabajo, tratándose la mayor parte de empleos dependientes, que corresponden al servicio doméstico, y casi 35.000 trabajadores independientes, de los cuales unos 28.000 ambulantes, en tanto el 60 por ciento restante corresponde a puestos que el BPS considera de captación probable, de los cuales no menos de unos 130.000 independientes y 38.000 dependientes que se desempeñan en áreas como la industria y comercio o en la construcción, en pequeños emprendimientos fundamentalmente.
La evasión en los aportes a organismos previsionales ha sido siempre un grave problema en el Uruguay, por cuanto afecta la situación financiera de los organismos respectivos y naturalmente del propio país por menor captación de recursos y a la vez tener que prestar servicios sociales a los propios evasores, con la consecuente recarga en la tributación para quienes cumplen con sus obligaciones.
También debe evaluarse en cuanto a otras consecuencias de la situación irregular. Así, en el caso de empresas que mantienen personal en negro, a la vez de afectar la situación de sus dependientes por no estar debidamente registrados, su desempeño al margen de las normas conlleva una competencia desleal hacia quienes sí aportan y se encuentran con que quienes evaden están en mejor situación en cuanto a costos y copan parte de su mercado por comercializar productos y servicios a menores precios por esta causa.
Por otra parte, los trabajadores no registrados se ven afectados por no registrar su historia laboral y no estar en condiciones por lo tanto de ahorrar en las AFAP y aportar en el BPS para su retiro, entre otros perjuicios derivados de estar al margen de la legalidad.
Igualmente, debe evaluase en este contexto de mejora de la recaudación y de la legalización, que se han conjugado la aplicación de medidas de estímulo y de control, de forma de promover facilidades para la regularización. Pero corresponde tener presente que en lo que respecta a las inspecciones para detectar evasores, el BPS y otros organismos suelen concentrarse en las visitas a las empresas ya registradas, porque de seguro siempre encontrarán en ellas algún faltante de documentación y/o aportes, en tanto se deja de lado la detección de las que no están registradas y que por lo tanto están trabajando totalmente en negro, en severo perjuicio de sus dependientes y de todo el sistema previsional.
Por lo tanto, corresponde poner énfasis también en encarar operativos de carácter general, que tiendan a captar a estos grupos evasores, primero exhortándolos y brindándoles estímulos para que se integren al sistema, con plazos razonables, para luego sí aplicar las acciones punitivas correspondientes.
Otro aspecto en el que todavía hay un debe es el de la captación de cuentapropistas. Si bien el panorama ha mejorado respecto al de años atrás, sí corresponde seguir encarando campañas de difusión para que los trabajadores independientes encuentren atractivo inscribirse en el BPS y paguen el monotributo que les significa la regularización y no solo tener derecho a la pasividad, sino también a servicios de salud y otros beneficios de los que carecen al estar al margen de las normas legales, lo que en el mediano y largo plazo repercutirá sobre su situación personal y sus familiares.
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