Paysandú, Jueves 23 de Octubre de 2014
Opinion | 18 Oct Es notorio que los recursos adicionales que se han volcado al Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) a través de los aportes del Fonasa no han tenido la contrapartida en mejora de los servicios, y por el contrario, lo que se percibe es que se han recargado las mutualistas y al mismo tiempo reducido el número de usuarios que son atendidos en los consultorios dependientes de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).
Es decir que el servicio nos ha salido más caro, y se ha invertido más dinero por cada usuario, para encontrarnos que las mejoras para el uruguayo promedio, si se dan, son mínimas, porque siguen faltando medicamentos, continúan las eternas esperas para especialistas, los servicios de ambulancias siguen con las mismas carencias de siempre, y a la vez las mutualistas no han afectado el personal y los recursos necesarios para atender esta demanda adicional de usuarios.
En las áreas rurales y en localidades del interior departamental tampoco los avances han sido significativos, y por el contrario, pese a los recursos que se recaudan, hay luces y sombras en cuanto a los resultados debido a decisiones por lo menos controvertidas y a dificultades en la gestión.
Así, en entrevista con EL TELEGRAFO por Marcelo Sosa Abella, director de ASSE que visitó recientemente el Centro Auxiliar de Guichón, aludió a la pérdida de su condición de Unidad Ejecutora, al ser incorporado a la Red Asistencia Primaria (RAP).
El jerarca dijo que en la última reunión del Directorio de ASSE formuló un pedido de informes al respecto, el cual no le ha sido contestado, y consideró que “el principal problema es precisamente que no es una unidad ejecutora de salud, por lo que hay procedimientos médicos que no se pueden llevar a cabo, lo que perjudica notoriamente a la comunidad y su zona de influencia. Por ejemplo, en el caso de los nacimientos, no se pueden realizar porque no hay un block quirúrgico, que es la exigencia del Ministerio de Salud Pública”.
Reconoció que no se trata de un problema de Guichón, sino de varias localidades en todo el país que están lejos de sus respectivos hospitales de referencia, por lo que evaluó que “así se alcanza un modelo híbrido, con internación pero sin poder ejecutar otros actos médicos, para los que deben ser trasladados decenas y a veces más de cien kilómetros”.
Esta situación, harto perjudicial para los pacientes, presenta a su vez problemas con el presupuesto al no tratarse de una unidad ejecutora y depender de una RAP, lo que habla de que ha habido mucho de teoría en cuanto a la coordinación y supuestos beneficios del nuevo sistema, pero con beneficios que han sido desmentidos por la práctica y que es preciso corregir cuanto antes.
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