Paysandú, Jueves 30 de Octubre de 2014
Opinion | 27 Oct La reciente presencia en Paysandú de la doctora Yester Basmadjian, parasitóloga experta en la Enfermedad de Chagas, permitió una puesta al día para el cuerpo médico y personal relacionado con la salud respecto al escenario nacional y regional en torno a esta enfermedad, que puede resumirse en que el mal no está erradicado en nuestro país y hasta considerar que no es posible llegar a eliminarlo completamente, debido a sus características.
Esta exposición parece contrastar con el avance que significa que nuestro país haya sido declarado libre del vector transmisor de la enfermedad, la vinchuca, pero de lo que se trata es de que estamos ante un escenario endémico que tiene otras vías de transmisión, por lo que debe ponerse el acento en esta fase sin descuidar las acciones preventivas que han permitido combatir con eficacia la presencia del insecto en las zonas críticas.
En la charla, ofrecida en dependencias del Hospital Escuela Galán y Rocha, la experta consideró que todavía hay más de 20.000 personas infectadas en el país y que el contagio es posible porque por un lado el vector sigue existiendo y por otro porque se contagia de madre a hijo durante el embarazo.
Enfatizó que la presencia del mal en su forma circulante es fácilmente detectable mediante realización de un análisis de bajo costo (menos de un dólar) a la mujer embarazada, por lo que recomendó la obligatoriedad de efectuarse en todo el país, en tanto hoy se realizan análisis obligatoriamente en los departamentos al norte del río Negro y en Cerro Largo, la que se considera tradicionalmente como la zona más crítica por la presencia histórica del vector, y también en el Hospital Pereira Rossell.
Hay igualmente una serie de aspectos a tener en cuenta para completar el escenario. Por ejemplo, que entre siete y ocho millones de personas en el mundo padecen el Mal de Chagas, pero la mayoría de los casos sigue registrándose en América Latina, aunque de acuerdo a las estadísticas en nuestro país oficialmente no se registran casos desde 1997. Pero aun confiriendo estricta exactitud a esta cifra, todavía hay unas veinte mil personas que padecen la enfermedad en el Uruguay en forma crónica, como consecuencia del escenario que teníamos hace ya varios años, según la doctora Basmadjian.
El vector de esta enfermedad es una especie de vinchuca cuyo hábitat son fundamentalmente áreas rurales con terrenos pedregosos, gallineros, establos y casas con estructura de barro, sin revoque, con grietas y escasa higiene.
En el año 2012 el Uruguay obtuvo la declaración de ser libre de la vinchuca triatoma infestans, la principal transmisora del mal, lo que puede haber inducido a pensarse por el ciudadano común y algunos actores de la salud que la lucha está ganada, pero las cosas no funcionan así, como bien lo manifestó la experta. Durante la charla la profesional presentó varias fotografías que mostraban ejemplares hallados vivos en diferentes ámbitos cercanos al hombre, e incluso en algunos casos la vivienda en la que fue encontrada no era un tradicional rancho de terrón, sino que era en casas con paredes revocadas.
A la vez advirtió que hay otra especie de vinchuca doméstica capaz de infectar con Chagas, que es la triatoma rubrovaria, con manchas rojas en vez de amarillas, que existe en zonas de pedregales y que también se ha detectado en zonas de Montevideo.
Según el doctor Ciro Ferreira, director de la Comisión de Zoonosis, cuando se habla de la declaración de libre de vinchuca, significa que lo que se ha eliminado es la existencia del insecto como un problema de salud, pero ello no implica que no puedan hallarse ejemplares aislados en algunos sectores, como es el caso de las áreas fronterizas con Brasil, fundamentalmente.
Dijo el facultativo que desde la OPS se ha mantenido la vigilancia epidemiológica sobre las zonas afectadas y no se ha detectado ningún foco. Quiere decir que en Uruguay la transmisión del Mal de Chagas por vía vectorial no existe actualmente, pero de todas formas, de encontrar el insecto se debe denunciar inmediatamente ante la Comisión Nacional de Zoonosis para prevenir cualquier brote.
En 2012, luego de una intensa campaña de la Comisión Nacional de Zoonosis, que incluyó mapeos de domicilios, insecticidas y fumigaciones, la Organización Panamericana de la Salud certificó a Uruguay como el único país de América Latina libre de vinchuca, en tanto Colonia, Salto y Rivera han sido los últimos focos de su existencia.
Empero, con más de diez especies de vinchuca en el país, no puede considerarse que estamos ante la erradicación definitiva del vector, y si bien no puede hablarse de brotes, siempre hay que estar atento a la evolución del escenario en el medio rural. Así lo ha indicado la doctora Basamadjian, quien precisó que por ejemplo en los asentamientos con vinchucas detectados en Montevideo existen personas que vienen de Rivera, donde en estrecho contacto con un país endémico como Brasil pueda darse el caso de que lleguen personas infectadas y que al ser picadas por la vinchuca generen focos de esta enfermedad en la propia capital que se creía al margen de la amenaza.
En nuestro país, sin dudas, resulta más fácil erradicar estos flagelos por nuestro tamaño y composición socioeconómica que en países vecinos, donde hay amplios nichos de pobreza extrema y dificultades adicionales por la distribución territorial.
Sería de tontos descansarnos en que la vinchuca transmisora ha prácticamente desaparecido del territorio nacional, porque en cuanto se baje la guardia puede reaparecer en el momento menos pensado, por lo que el monitoreo permanente forma parte indisoluble de una tarea de prevención sistemática.
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