Escribe el Dr. Rodolfo Canabal

Locales | 28 Oct Las recientes elecciones nacionales, realizadas de acuerdo con el ordenamiento dispuesto por la Constitución, se desarrollaron, según es ya muy antigua tradición nacional, dentro del pleno respeto por el orden jurídico, algo que es normal en las pugnas políticas electorales, pues ellas en el país se desenvuelven regularmente, y ciertamente conforman un proceso democrático que lo prestigia triplemente. En primer término, porque integran un régimen que dispone que las autoridades nacionales, y en su caso las departamentales, se eligen dentro de períodos predeterminados, por el voto libremente emitido por los ciudadanos; en segundo término, por la estructura del régimen electoral en vigor, en cierta medida de rango constitucional para asegurar su vigencia y permanencia; y finalmente, por las condiciones que, normalmente, prevalecen en las actividades político-electorales, pues se desenvuelven con plena vigencia de garantías y libertades, y por las condiciones que, también normalmente, prevalecen en las campañas electorales.
Por todo ello se considera que un episodio como el que se analiza no debe permanecer al margen del comentario.
En el caso del precitado reciente episodio electoral fueron electas nuevas autoridades nacionales y departamentales (gubernamentales y parlamentarias las primeras, electorales las segundas). Si bien correspondía elegir Presidente de la República, ello aún no se pudo concretar por no reunirse en el acto analizado la mayoría requerida; por tanto, quedó su definición pendiente de la realización, en noviembre próximo, de la segunda vuelta o balotaje, que enfrentará al expresidente Tabaré Vázquez, Candidato del Frente Amplio, que obtuvo la mayoría, y al candidato del Partido Nacional, Dr. Luis Lacalle Pou, que le siguió en número de votos. Sí se eligieron también las dos cámaras que conforman el Poder Legislativo, y las Juntas Electorales de cada departamento.
No se considera, en el presente comentario, realizar análisis o comentarios sobre los resultados electorales recientes, por estar su propósito solo orientado, una vez más, a destacar: la forma totalmente regular, y profundamente respetuosa del régimen jurídico en vigor, en que gobernantes y ciudadanos han invariablemente actuado; su libertad para expresar públicamente, pero con respeto hacia los demás ciudadanos, sus preferencias políticas, y de cumplir debidamente las jornadas en las cuales rigen determinadas limitaciones, pues todo ello, se reitera, prestigia mucho al país, a su régimen jurídico, y a sus ciudadanos, y por tanto debe ser debidamente destacado públicamente, como se hace en la presente columna.