Paysandú, Viernes 31 de Octubre de 2014

Una tormenta de humo

Deportes | 27 Oct Las gremiales de árbitros del fútbol sanducero no fueron de la partida en el Congreso realizado por la Asociación del Interior de Árbitros de Fútbol, llevado a cabo en Artigas, aunque se excusaron mediante nota por no poder estar representadas, dejando en claro que aceptaban las decisiones que se tomaran a lo largo de la cita.
Cuando se esperaba que en el Congreso apareciera al menos alguna pregunta en cuanto a cómo se solucionó el conflicto que tuvo paralizado durante varias semanas al fútbol de Paysandú, teniendo en cuenta que fue prácticamente mágica y bien hubiera valido la pena conocer esa receta, el tema estuvo totalmente por fuera de la mesa de manera oficial ante la ausencia de representantes sanduceros.
Eso sí, por lo bajo seguramente se debe haber comentado que el conflicto se solucionó de la manera que querían los árbitros, y de la forma en la que los clubes del fútbol sanducero plantearon con claridad en dos plenarios que no se quería alcanzar: pagando. Finalmente el presidente de la Liga, Nelson Manzor, acercó la solución exigida por los jueces, es decir cubrir los gastos del agredido colegiado Guillermo Palivoda, en medio de un pacto que incluyó el silencio. Los clubes habían planteado una postura, pero finalmente se tomó el camino contrario más allá de que no se utilizó dinero de la Liga, aunque las instituciones fueron claras al señalar que no importaba de dónde saliera el dinero, no se quería generar un precedente. Y hoy hay dos.
Los árbitros mantuvieron hasta último momento la postura de no pitarle a Nuevo Paysandú hasta en tanto se cubrieran los gastos de Palivoda, habían convocado al presidente de la Asociación del Interior de Árbitros de Fútbol, Walter Brajús, para que negociara directamente con Manzor. Brajús charló con Manzor hasta el día del último plenario, mantuvo el apoyo a los jueces sanduceros y su reclamo, pero luego no sonó más su teléfono.
El acuerdo entre árbitros y Manzor tenía como punto fundamental el silencio, pero rápidamente se conoció la noticia que fue negada tajantemente por unos y otros, pero que tampoco explicaron cuál fue la “otra” salida, la que podría haber sido la versión oficial, aunque incorrecta. Lo cierto es que el fútbol sigue. Los árbitros lograron el cometido de que Palivoda pudiera cumplir con los compromisos económicos contraídos por la agresión sufrida, mientras que los clubes opinaron, discutieron y resolvieron cosas que nunca se plasmaron. Al final, todo terminó siendo una tormenta de humo y una pérdida enorme de tiempo.


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