Opinion | 29 Oct Se conocen los primeros detalles de la temporada estival, que comenzará oficialmente el 6 de diciembre, aprovechando que es domingo. En la preparación de esta temporada, que será la última de esta administración municipal hay cosas buenas y hay otras que siguen sin ser consideradas debidamente.
Es excelente que la administración municipal a través de la Dirección de Turismo y del Plan de la Costa haga hincapié en cuestiones de seguridad y de atención médica, así como de permanente atención de guardavidas en los espacios públicos habilitados para baños.
No quedan dudas que son aspectos clave para asegurar el éxito de la temporada, porque quienes concurran a las playas, especialmente al Balneario Municipal, tendrán la seguridad de contar con los servicios de la policía y de la prefectura, así como las cámaras de seguridad que harán su debut en esta temporada que se viene.
Cuando uno concurre con su familia a disfrutar de la playa quiere tener la seguridad de poder transitar por una zona asegurada, donde no haya arrebatos ni otros delitos. Así que excelente la planificación en este sentido, lo mismo que la seguridad en la propia área de playa, tanto si ocurriera una emergencia dentro del agua, como con el patrullaje de prefectura por la zona de arena, a fin de asegurar que las pertenencias de los bañistas estén también seguras.
Pero así como esto está cubierto, Paysandú sigue adoleciendo de ofrecer a sanduceros y turistas servicios de veraneo dentro de las playas, como alquiler de sombrillas y sillas u oferta de atracciones en el agua; o en el área circundante, como actividades artísticas, ferias con diversos productos, sean o no artesanales, sitios donde disfrutar de comidas, bebidas y espectáculos.
Se centra todo el esfuerzo en la playa en sí misma, pero así planteada es una “zona muerta”. La temporada veraniega como hoy se la entiende va más allá de quedarse tendido al sol en busca del bronceado soñado o dejarse refrescar por las aguas del Uruguay, sino que cada vez con mayor insistencia, los veraneantes piden actividades conexas: piden poder disfrutar de deportes, de la adrenalina, de espectáculos, de servicios. Lo que se pide es una oferta global; son cada vez menos quienes se contentan con arena y agua.
Este ha sido un debe de las administraciones municipales en general y de esta muy en particular. Los privados siguen sin ser convocados para que inviertan y obtengan ganancias con diversos servicios como alquiler de bicicletas, motos de agua, kayacs, inflables y muchos más, incluso algunos tan básicos como el agua caliente para el mate. Es en este sentido donde Paysandú debe afinar la puntería, y no esperar a enero para pensar que hacer. Ya van cuatro años perdidos en la costa sanducera. ¿Perderemos uno más?