Paysandú, Domingo 02 de Noviembre de 2014
Opinion | 29 Oct Con la mirada puesta en el escenario de la economía uruguaya, pocos días previos a las recientes elecciones nacionales, bancos y analistas de Wall Street han evaluado un “desempeño económico bueno” de Uruguay para 2015, aunque marcan como desafíos para el próximo gobierno una “alta inflación” y un “deterioro del déficit fiscal”, es decir parámetros que aparecen como los flancos más vulnerables en esta materia.
Los bancos estadounidenses Citi, JP Morgan y BCP Securities y la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist divulgaron entre sus clientes reportes de la situación económica en América Latina que incluyen información sobre Uruguay. Los reportes --a los que accedió el diario El País-- fueron elaborados previo a las elecciones del domingo en algunos casos (JP Morgan y Citi) y el lunes (BCP Securities y The Economist). Según The Economist Intelligence Unit “el desempeño económico sigue siendo bueno”, mientras que el Citi afirmó que “debido al aumento mayor de lo esperado en la actividad del segundo trimestre, hemos elevado nuestra previsión de crecimiento para este año ligeramente hasta el 3,4% (frente al 3,2% anterior)”.
De todas maneras, este banco espera una desaceleración en 2015, cuando el Producto Bruto Interno (PBI) crecería 2,5% según su estimación. Tanto el Citi como el JP Morgan coinciden en que el déficit fiscal y la inflación son los retos a enfrentar en materia económica.
“A pesar de que la inflación anual se ha desacelerado, la inflación en 12 meses hasta setiembre sigue siendo muy alta (8,36%)”, indicó Citi. Añadió que para este año estima una suba de precios de 8,3% y para 2015 de 8%. En ambos casos, fuera de la meta del Banco Central (BCU) de entre 3% y 7%, tratándose de parámetros que también denotan signos e inquietudes en el ámbito interno, naturalmente.
La institución expresó que “el déficit fiscal se continuó ampliando durante el segundo trimestre de 2014” hasta llegar al 3,4% del PBI, para moderarse en algo en los 12 meses a agosto a 3,3% del Producto.
“Una política fiscal más restrictiva es poco probable que sea suficiente para frenar la inflación, a menos que los mecanismos de indexación (salarial, es decir ajustar los sueldos por el aumento de precios registrado) se reduzcan”, indicó el Citi, en tanto para el JP Morgan, “la reducción de la inflación y el déficit fiscal se mantendrán como retos políticos clave”.
Precisamente la marcha de la economía uruguaya, apoyada en un escenario internacional favorable para productos primarios como el que se ha vivido en la última década, denuncia signos que indican que deben incorporarse correctivos, porque inflación y déficit fiscal fuera de línea no son causas sino consecuencias de situaciones y expectativas que no coinciden con un equilibrio necesario para recorrer un camino por andariveles seguros.
Con una inflación anual consistentemente por encima del rango meta del Banco Central del Uruguay (BCU) y el creciente déficit fiscal de más del 3% del PBI, la mayoría de los agentes creen que poner freno a la inflación y las presiones fiscales serán los retos fundamentales y más urgentes de la nueva administración. Sin embargo, la mayoría de los expertos creen que es probable que el progreso sea muy limitado en cada frente, al menos en el corto plazo, teniendo en cuenta los factores condicionantes en lo interno.
El escenario uruguayo no escapa igualmente a un panorama que es común para América Latina, desde que en la mayoría de sus países se percibe un fuerte deterioro de su situación fiscal, lo que es evaluado por los analistas internacionales como una ventana de vulnerabilidad que podría desestabilizar la región.
Precisamente el JP Morgan destacó que el nivel de reservas de Uruguay, es “equivalente a 32% del PBI o 18 meses de importaciones”, pero el costo de mantener ese seguro “es de aproximadamente 0,6% del PBI, lo que, algunos argumentan con vehemencia, significa que el déficit fiscal es significativamente mayor de lo que debe ser”. Añadió que “no hay consenso” sobre el nivel “optimo” de reservas.
Igualmente, el comportamiento de nuestro país está en un nivel medio en cuanto a los extremos que se dan en América Latina, por ejemplo en el orden que han puesto de manifiesto Chile o Perú, y los desquicios que se están dando en Venezuela y Argentina, lo que es por lo menos una señal alentadora en cuanto a que los manejos macroeconómicos han sido criteriosos.
Ello ha sido posible pese al déficit de empresas públicas como Ancap, debido a que se ha mantenido el favorable escenario internacional para los commodities, aunque con precios que desde hace meses están marcando un descenso para granos como la soja, la carne y los lácteos, por lo que hay una dependencia marcada de cómo venga la mano afuera respecto a como puedan desenvolverse las cosas en lo interno.
Esto conlleva desafíos sistemáticos para el próximo gobierno, por cuanto inevitablemente deberá pasarse a una corrección de tarifas para adecuarla a los costos en un plazo razonable --en el caso de Ancap el descenso en el precio del crudo alivia la tensión-- y se deberá conjugar esta necesidad con acciones complementarias para que no se dispare la inflación, los que son dos moscas muy difíciles de atar por el rabo, cuando además seguimos con una competitividad complicada y el tipo de cambio aparece como una de las incógnitas más importantes para develar.
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