Opinion | 30 Oct En el marco de una experiencia piloto pionera en la región, cincuenta estudiantes liceales participaron el pasado domingo en las elecciones nacionales como observadores electorales.
La actividad fue organizada por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), quienes lanzaron el Observatorio Electoral Estudiantil en el marco de un programa por el cual estudiantes y docentes de diez liceos de Montevideo monitorearon el desarrollo de la jornada cívica.
El observatorio tiene por objetivos que los estudiantes puedan visualizar el ejercicio pleno de derechos políticos de los ciudadanos, contribuir a la consolidación y el fortalecimiento de la democracia en el Uruguay, crear nuevas dinámicas de participación ciudadana y fomentar valores como el civismo.
En esta primera experiencia participaron jóvenes de 16 y 17 años, que cursan quinto y sexto año en liceos públicos, con el objetivo de conocer más en profundidad los mecanismos que rigen el sistema electoral uruguayo y ser testigos de su puesta en práctica.
Para ello, debieron asistir a la capacitación a cargo de la corte electoral, la organización de Estados Iberoamericanos y la Inspección de Educación Social, Derecho y Sociología. Debían, además, cumplir otros requisitos para hacer viable su participación, entre ellos ser neutral, es decir, no manifestar su preferencia por ningún partido político o candidato, absteniéndose de utilizar distintivos partidarios y de cualquier comportamiento que manifieste su orientación político partidaria, exigencia que también deben cumplir los funcionarios públicos designados para trabajar en las mesas de los circuitos receptores de votos.
Durante el transcurso de la jornada electoral, los estudiantes completaron cuestionarios que servirán de insumo para la elaboración de un informe que pretende ser difundido en la prensa, con apreciaciones y conclusiones de la jornada. Al finalizar, destacaron la normalidad con la que transcurrió la votación y la buena disposición de los delegados y autoridades de las mesas con la tarea de los observadores.
Transformar un acto electoral en una instancia real de aprendizaje, incluyéndola en el proceso pedagógico de estudiantes que están por finalizar la educación media y próximamente serán electores, es un hecho novedoso e interesante que adquiere relevancia como experiencia para que los jóvenes puedan saber qué pasa en sus liceos el día de las elecciones, cómo se trabaja allí y cómo se cumplen las leyes de la Corte Electoral. En definitiva, una instancia democrática que enseña por sí misma y aporta a la comprensión de la importancia e implicancias del ejercicio de los derechos individuales.