Opinion | 02 Nov Hace algunos años, había una enorme volqueta junto a la acera de la Dirección Municipal de Cultura, por calle Luis Batlle Berres. Entre la basura depositada en ella sobresalía un “carro” de una máquina de escribir extremadamente largo. Uno de nuestros cronistas se acercó y comprobó que se trataba de una máquina de escribir completa, pero con un carro que resultaba “monstruoso” por su tamaño. Trató de comunicarse con alguna autoridad pero no pudo y cuando volvió al lugar la máquina ya no estaba.
En otra oportunidad, un trabajador que cumplió funciones en las últimas etapas de la construcción del Puente Paysandú - Colón buscó en los museos un tablón que él y algunos compañeros habían sacado de la obra y entregado a las autoridades municipales.
En tanto hace poco tiempo, una pareja joven, muy joven, miraba desde la vereda de enfrente el otrora espectacular edificio del entonces Cine Ambassador y uno de ellos exclamó: “es una tapera del Siglo XX”.
“Se cometieron grandes errores con el patrimonio arquitectónico”; así tituló recientemente “El País” al famoso arquitecto Carlos Ott que llegó al Uruguay expresando entre otros conceptos: “Yo soy partidario de mantener el acervo cultural. En Uruguay se cometieron grandes errores con el patrimonio arquitectónico. El primero de ellos fue en el siglo XIX con la demolición de la muralla (de Montevideo). Imagínese qué sería hoy de la Ciudad Vieja con aquella muralla. Todo para construir la avenida 18 de Julio y extender la ciudad. (…) Estamos en el siglo XXI y somos conscientes de todos estos líos, el mundo está intentando revertir todo eso. (…) Un arquitecto de hoy no tira un edificio emblemático para sustituirlo por una mole de hormigón”.
Por su parte, la directora de Cultura de Paysandú, Laura Juan, dijo que “El éxito como sala teatral del Florencio Sánchez es indudable. Paysandú estaba esperando esta sala, que tuvo que ser cerrada para poder ser recuperada como se merecía y hoy que está de nuevo en el centro de atención de los sanduceros, miles de personas han disfrutado de espectáculos allí. Pero además, y eso también es claro, la sala viene a llenar las expectativas de los productores privados que traen espectáculos nacionales o extranjeros, prácticamente todos con gran suceso de público, que recupera a la ciudad como una plaza teatral de gran trascendencia, que es lo que siempre fue”, agregó. “Gracias al esfuerzo de la Fundación Amigos del Teatro Florencio Sánchez, que ha desarrollado una labor realmente fantástica, se ha ordenado el uso de la sala, se han ajustado algunas cosas, y creo que su gestión es profesional, más allá que se está considerando la presencia de un gestor cultural permanente”, destacó.
Aparentemente los párrafos anteriores parecen no tener mucha relación entre sí y, sin embargo, están todos conectados y nos llevan a una reflexión que es indudablemente de mucha importancia para Paysandú.
Veamos, la máquina de “carro” larguísimo era una muestra perfecta de la tecnología administrativa de mediados del siglo pasado. Fue diseñada específicamente para confeccionar aquellas enormes planillas que se conocían como “sábanas” y, por ende, debería estar en algún lugar donde las generaciones actuales pudieran apreciarla. El tablón de referencia, de madera barata, carcomido y manchado con cemento y pintura, debería ser por lo menos parte de un monumento a la integración pues se trata de la primera conexión física entre Uruguay y Argentina. En efecto, ese tablón --que esperemos exista aún--, es el elemento que se colocó en primera instancia cuando los dos bordes de los tramos del Puente Internacional “Gral. Artigas” quedaron enfrentados a sólo un par de metros, permitiendo de esa manera el cruce de uno a otro lado. En tanto el antiguo Cine Ambassador es una obra no sólo icónica sino además muy valiosa conceptualmente pues es el resultado de un trabajo conjunto de arquitectos y artistas plásticos. Y al respecto vale la pena destacar lo que nos manifestara el Presidente Alterno de la Comisión Nacional de Patrimonio, Dr. Alberto Quintela, quien nos informó que en Salto se estaba trabajando en torno a la obra del arquitecto Eladio Dieste y que Paysandú debería ocuparse de los muchos y valiosos edificios que posee. En esa oportunidad fue informado que la Comisión Departamental hacía más de un año que no se reunía.
A su vez las palabras de la directora municipal de Cultura trasuntan claramente que la experiencia del trabajo conjunto de la Intendencia Departamental con un grupo privado, la Fundación Amigos del Florencio Sánchez, ha resultado sumamente positiva y alentadora.
Por todo lo expresado resumamos la realidad actual afirmando que Paysandú necesita que los valiosos edificios que posee sean defendidos, que todos los objetos de épocas pasadas sean exhibidos, que las piezas tanto artísticas como laborales de todos los días sean preservadas adecuadamente. En este sentido deberíamos incluso contar con lo que podríamos llamar un museo para mañana acumulando todos los objetos de hoy que los historiadores consideren serán representativos de tiempos que pasarán más rápido de lo que desearíamos. Y no debemos olvidar una biblioteca que ofrezca todo lo que han escrito los sanduceros o se ha publicado sobre Paysandú y, por supuesto, sería imprescindible establecer un Centro de Fotografía que concentre y exponga los miles y miles de fotografías y videos que se han tomado y grabado en Paysandú.
Considerando todos los aspectos enumerados y teniendo en cuenta que es propósito de la Fundación aludida crear un gran centro cultural en torno al Teatro Florencio Sánchez, es de preguntarse por qué no creamos una Academia de Artes, Ciencias y Oficios de Paysandú que podría funcionar en parte del complejo a construirse. Este organismo estaría integrado por profesores de diferentes materias, historiadores, artistas, universitarios, representantes de medios periodísticos y, lógicamente directores municipales de distintas áreas afines. Pondría también la Intendencia Departamental la logística necesaria para un funcionamiento adecuado. El espacio no nos permite abundar más sobre la idea pero consideramos que es un planteamiento que deberían estudiar todos aquellos que sean designados por sus respectivos partidos políticos para aspirar al cargo de Intendente Municipal en las próximas elecciones del domingo 10 de mayo del año próximo.