Locales | 02 Nov En 2015 se activará un código de procedimiento para el tratamiento de los casos de accidentes cerebro vasculares (ACV) a la población dependiente de las prestadoras de ASSE y Comepa.
La neuróloga Loyda Ponce informó que “seis de cada diez personas vamos a tener un accidente cerebro vascular a lo largo de nuestra vida y aún más si se trata de una mujer porque cinco de cada diez, tanto jóvenes como adultas, vamos a tener un ACV. Es claro que hablamos de una patología muy importante por su incidencia y brusquedad. Una persona se encuentra bien y de un momento para el otro queda con dificultades que pueden ser definitivas en el habla, comprensión, trastornos motrices o hemiplejia y si es muy agudo puede fallecer en el momento o las horas siguientes”, resumió.
Los profesionales del área han manifestado su preocupación, en tanto construyen un plan a implementar a nivel nacional. “Comepa ha sido elegida por Paysandú junto a las mutualistas de Melo y San José para elaborar un plan de unidades de ACV, que se desarrollará a lo largo de 2015, en fecha a confirmar. Estamos haciendo las gestiones y recibimos capacitaciones durante 2013 en el Instituto de Neurología de Montevideo y seguimos capacitándonos. Esto se llevará adelante a través de un convenio con ASSE y se extenderá a toda la población, por la universalidad de la asistencia bajo el objetivo de prevenir las secuelas. Las ambulancias pertenecientes a las emergencias móviles y los diversos servicios asistenciales activarán el denominado Código ACV, para actuación prioritaria de atención. Hay un eslogan que dice ‘el tiempo es cerebro’ y será indispensable actuar en el menor tiempo posible”, remarcó.
Ponce indicó que “la población deberá brindar los datos que pedimos. Eso significa que no puede decirnos que el ACV empezó hace unos minutos cuando comenzó hace cinco horas. El plazo que contamos es de tres horas y tenemos que conocer el tiempo transcurrido con exactitud porque la droga que instrumentamos es un potente anticoagulante y el paciente corre riesgo de un sangrado”.
El Ministerio de Salud Pública efectuó una encuesta nacional para relevar los datos de atención de pacientes con esta patología. “En Comepa atendemos a unos 80 casos anuales de accidentes vasculares isquémicos, donde deja de circular sangre por una arteria, que son pasibles de estos tratamientos modernos. También existen los accidentes hemorrágicos, pero los isquémicos corresponden al 80% de los casos que ocurren”, señaló.
En referencia al Hospital, informó que “se atiende al menos un centenar durante el año. La pretensión es poder tratar a la totalidad de los casos de accidentes cerebro vasculares que ocurren en Paysandú en Comepa. Para llevar adelante esta estrategia se exige que la institución prestadora del servicio tenga un neurólogo 24 horas durante 365 días del año, neurocirujano de guardia en el mismo sentido, tomógrafo en emergencias y un laboratorio que responda rápidamente a pequeños análisis que se deben hacer antes de brindarle la sustancia que removerá el coágulo. Estas condicionantes se dan en Comepa”.
Ponce subrayó que la mujer cuenta con otros factores de riesgo. “Hemos tenidos embarazos, que son períodos donde se registran trastornos de la coagulación que favorecen trombosis vasculares --aunque se debe reconocer que la mayoría de los casos finalizan en óptimas condiciones--: la gestosis o hipertensión en el embarazo, la ingesta de anticonceptivos y en este caso deben abrir los ojos las mujeres que sufren dolores de cabeza del tipo migrañosos por la aparición de casos de ACV”.
La neuróloga resaltó que “además las mujeres somos cuidadoras de nuestros hijos, padres, esposos o familiares y un caso de estas características implica una hecatombe en el hogar. Incluso si le ocurre a su esposo, hijos o padres, también tendrá que dividirse en asistir a alguien de su familia que quedará discapacitado”.
Ponce recordó que en esta población existe la posibilidad de una mayor aparición de casos de trombosis venosas cerebrales o las roturas de aneurismas que no son isquémicos sino sangrados y resultan muy frecuentes en mujeres jóvenes. En este sentido, remarcó los hábitos y costumbres que inciden en la constatación de los casos en mujeres fumadoras.
Recordó que Uruguay es un país envejecido y en camino a tener generaciones longevas. “Obviamente que cuanto más vivimos, todo lo relacionado al envejecimiento del árbol arterial favorece a la aparición de las enfermedades tanto las cardíacas como cerebrales”.
No obstante, explicó que “como tantas otras afecciones, es una enfermedad ‘factor de riesgo dependiente’, o sea, que involucran a los mismos factores que nos llevan al cáncer u otras. Por un lado, nos referimos a lo genético y que no podemos modificar, por eso actuaremos sobre los demás factores agregados”.
Ponce resaltó que la hipertensión arterial es clave y quienes mantienen su presión controlada no corren estos riesgos. “Una presión arterial elevada va de la mano con el consumo abusivo de sal que comienza desde la niñez. Algunos padres alimentan mal a sus hijos, porque en lugar de sentir los sabores ricos de las distintas comidas y verduras, los acostumbran a ponerle condimentos a todo. Una persona no puede consumir más de 5 gramos de sal por día y eso significa una cucharadita de té rasante y si es un niño, se le dará mucho menos que eso”, remarcó.
Ponce señaló la necesidad de realizar ejercicios físicos. “Paysandú es chiquitito y hay que aprender a ponerse championes y caminar, incluso para ir al trabajo. Eso es hacer algo por uno mismo y por el futuro de nuestras arterias. Si estamos ante un caso de diabetes, es imprescindible el control de glicemia y las visitas al médico tantas veces en el año como se lo pida”, sostuvo.
La médica sugirió abandonar el consumo de cigarrillos y, en el caso del alcohol, sugirió “no más de dos copas de vino en el día”, al tiempo de afirmar que “el consumo problemático de drogas es una causa de ACV en los jóvenes, porque son capaces de provocar un accidente cerebro vascular con infarto cerebral y sus secuelas de un momento a otro”.
Ponce adelantó que el próximo año se instrumentará una campaña de concientización acerca de riesgos para lograr una mayor adhesión de los pacientes.
“Tenemos reglas y protocolos muy claros para que los resultados sean lo mejor posible y llegar a la mayoría”, concluyó.