Opinion | 08 Nov Los datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes a la inflación de octubre, seguramente han sorprendido por su bajo nivel a las amas de casa y a todo aquel ciudadano que suele lidiar cotidianamente con los precios en las góndolas de los supermercados o en el comercio minorista, fundamentalmente en lo que refiere a los productos comunes de alimentación, porque sin dudas el reajuste de precios es constante.
Pero hay una explicación aparente: a pesar del enlentecimiento de la inflación en los últimos meses, los precios de los alimentos en Uruguay vienen creciendo a una tasa muy superior que en el resto del mundo. Es así que mientras los precios mundiales de la carne y de los productos lácteos descienden, en el país suben por encima de 10%. Las infusiones --en particular, la yerba--, las verduras y las bebidas no alcohólicas son los que más se encarecieron en los últimos 12 meses a octubre, mientras que la fruta fue el único rubro alimenticio que mostró una baja de precios en el período, correspondiente a las variaciones estacionales.
Así, los precios locales de los alimentos no ceden y vienen aumentando en su medición interanual por encima de los dos dígitos desde hace nueve meses. En octubre, según la información que divulgó el miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE), en un nivel de inflación que se desaceleró a 8,11% en la medición interanual, los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas aumentaron 10,29%.
Este crecimiento incluso fue más del doble que el aumento que registraron los precios de los alimentos mundiales, evaluados en moneda uruguaya. Precisamente, según el índice de precios de los alimentos que elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), en los 12 meses cerrados a octubre los precios mundiales crecieron 4,5%, empujados por los valores en el precio de los cereales y del azúcar, pero a diferencia de lo que viene sucediendo en Uruguay, el precio de la carne y de los productos lácteos --componentes de relevancia para la medición del índice de Precios al Consumidor (IPC)-- descendieron 0,7% y 17,6% respectivamente, según el organismo internacional.
Por lo tanto, hay desajustes en valores en el mercado local, al no acompañarse la tendencia mundial, lo que indica que estamos ante distorsiones en el plano interno, que se traducen en incrementos de precios que perjudican a los sectores de menores ingresos, donde el rubro alimentos es el de mayor incidencia en los gastos de su economía.