Rurales | 16 Nov Procurando brindar una nueva herramienta para las dificultades que afrontan los predios ganaderos y lecheros en la región, fundamentalmente ante los diversos cambios climáticos, las gramíneas subtropicales y en especial las especies megatérmicas aparecen como una interesante alternativa para los productores agropecuarios.
Días atrás se realizó una jornada de campo promovida por el Instituto Plan Agropecuario y la consultora Ferrari y Cóppola en el predio de Pedro González, en la zona de Constancia, donde se difundieron las características generales y de manejo, además de su posible rol en los sistemas ganaderos de la región. En la actividad participó el ingeniero agrónomo Danilo Bartaburu, jefe de la regional litoral norte del Plan Agropecuario.
La siembra de este tipo de gramíneas surge ante preguntas respecto a la problemática que atraviesan los productores en temas de pasturas. “Es por ello que la consultora procuró brindar respuestas sobre costos de producción y de inversión en verdeos y pasturas; las persistencias de las pasturas en nuestros veranos y cómo se comporta ante la variabilidad climática”, dijo a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Danilo Cóppola.
“Esto constituye el aporte de nuevas tecnologías como son las semillas forrajeras subtropicales, que ya están difundidas en Argentina y otras zonas del mundo, pero que poco se conocen por acá”, explicó. El año pasado se implantaron dos chacras comerciales en el departamento de Paysandú, una de ganadería de carne y la otra de un productor lechero, “procurando alta producción de forraje y de buena calidad en verano, que es lo que hoy falla en la región, por los veranos con muy altas temperaturas”.
En el caso de Pedro González, los altos costos anuales de semillas y fertilizantes, con el condimento de que las praderas le duran poco, hicieron que buscara un cambio. “Tiene una pequeña base forrajera de alfalfa que es lo que sobrevive en los últimos veranos”, aclaró el profesional sanducero, “pero el seguimiento de la alfalfa en pequeños o medianos productores que no tienen la capacidad tecnológica para que esa alfalfa responda al manejo y la fertilización correctos, además de la aplicación adecuada de herbicidas que también tiene su costo, si no se hace de manera apropiada, termina siendo caro”.

EXPERIENCIA
En el predio de Pedro González hay 7 hás. sembradas el año pasado de Grama rhodes, que es una especie estolonífera ideal para confección de fardos; adaptada a alta gama de suelos recomendada en suelos salinos (blanqueados) y con una densidad de siembra de 3,5 kilos por hectárea. Tiene una calidad forrajera de digestibilidad en primavera de 62%, en verano del 59%, en otoño del 55% y en invierno del 50%. Además, la proteína bruta en primavera es de 11%, en verano un 9%, otoño un 8% y en invierno de 5%. También se sembró Panicum coloratum, de alta tolerancia al frío; adaptada a zonas de inviernos rigurosos, con habilidad de crecer durante el otoño y rebrotar temprano en primavera. Posee alta calidad de forraje y está adaptada a siembra directa, utilizándose entre 6 a 8 kilos por hectárea de densidad de siembra. Respecto a la calidad forrajera, cuenta en digestibilidad del 67% en primavera, 58% en verano y de 46% diferido. En proteína bruta, 14% en primavera y 11% en verano.

MANEJO
Cóppola y el ingeniero agrónomo Joaquín Carryquiri, de la empresa Serkan, coincidieron en la particularidad de manejo. “En el primer año se implantan muy lento y hay que dejarlas que florezcan, no se pueden pastorear durante todo el primer ciclo, recién después que se produzca la semillazón se hace un pastoreo o corte para fardos”. Aclararon que actualmente se están sembrando los sorgos forrajeros para recién comerlos dentro de 35 a 40 días. “Esta pastura hace 15 días que está para comerse, porque arrancan los rebrotes muy tempranos con los calores de primavera. Lo importante de estas forrajeras es que las sembrás y después tenés durante 4 o 6 años de persistencia, aunque en Argentina han llegado a 6 u 8 años”, indicaron.