Paysandú, Martes 18 de Noviembre de 2014
Opinion | 16 Nov En la última década se han derramado sobre nuestro país y la región los beneficios de una coyuntura internacional muy favorable para los productos primarios de exportación, conjugado con una amplia disponibilidad de crédito a bajo costo, lo que ha sido factor fundamental para impulsar el crecimiento económico de países que han atravesado hasta no hace mucho tiempo períodos muy difíciles, por problemas propios y escenarios internacionales hostiles.
En este sentido se han conocido sucesivamente estudios que han profundizado en los factores que han incidido para que se dé esta situación, a la vez de evaluar como se ha aprovechado por los países beneficiarios este panorama propicio para encarar acciones que en otros tiempos eran impensables por la escasez de recursos y las urgencias que debían atenderse. En las últimas horas precisamente un informe del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) indica que el 2013 fue el décimo primer año consecutivo de crecimiento económico en Uruguay, constituyendo de este modo uno de los ciclos de expansión más extensos en la historia del país.
Señala el documento que mientras el crecimiento tendencial entre el primer trimestre de 1990 y el mismo período de 2003 se ubicó en 2% anual, en el período comprendido entre el segundo trimestre de 2003 y el cuarto de 2013 alcanzó en promedio un 4,8% anual.
La consultora independiente elaboró un informe para determinar cuáles fueron las causas de la expansión de la economía durante esos 11 años, que recoge El País, en el cual explica que el crecimiento promedio anual se incrementó entre ambos subperíodos analizados en 2,8 puntos porcentuales. De esos, la evolución de las variables externas explicarían 1,46 puntos porcentuales, es decir un 52% del total de la aceleración, mientras que por su parte, la dinámica de las variables internas sería la responsable de los restantes 1,34 puntos porcentuales, el 48% de la aceleración.
Es cierto, las condiciones favorables son un elemento muy positivo y una condicionante de primer orden en un país tan dependiente como el Uruguay, y el derrame de recursos sobre la economía, como consecuencia de los buenos precios y la alta demanda de los mercados, obra de manera diversa, fortaleciendo en primer lugar la recaudación del Estado, pero también promoviendo una dinámica que se traduce en una mayor actividad y demanda de empleo, con consecuencias beneficiosas sobre la calidad de vida de la población.
En este caso la consultora ha concluido que si bien el escenario externo jugó un papel importante para explicar el mayor dinamismo de la economía local, no menos importante fue la evolución de las variables internas, e indica que “esta comprobación tiene algunas implicaciones importantes en términos de las expectativas”. Considera en este sentido que una reversión del escenario externo, no necesariamente conduciría a Uruguay a retomar su magro crecimiento de décadas anteriores, “siempre que los logros en materia de determinantes internos logren mantenerse”, lo que implica naturalmente que no hay nada seguro en esta materia, sino que tiene que ver con la forma en que se administren los recursos adicionales y el fortalecimiento de reservas, al igual que inversiones en infraestructura para apuntalar las actividades productivas.
Como síntesis, la consultora concluye que el panorama externo de la última década se caracterizó por varios factores positivos para el crecimiento doméstico: una demanda regional más vigorosa, una demanda internacional de commodities levemente más dinámica que en el período anterior y precios de exportaciones creciendo a una tasa muy importante.
“Sin embargo, la economía uruguaya enfrentó como shock externo negativo un precio internacional del petróleo que evolucionó fuertemente al alza”, dice el documento, por lo que en este caso inciden dos factores contrapropuestos. De todas formas en los últimos meses el petróleo ha caído a los 85 dólares el barril, lo que es una noticia muy favorable para el Uruguay, que es importador neto de petróleo, en tanto como contrapartida los precios de los commodities, aunque han caído, no lo han hecho ni por asomo en la medida en que lo ha hecho el crudo en los mercados internacionales.
“En estos casos la interpretación de las variables es sencilla. Una mejora de los precios de nuestros productos de exportación estimularía la producción local, en tanto que un incremento del precio internacional del petróleo constituiría un shock de oferta negativo encareciendo un insumo importante en materia de energía para la producción local”, agrega el documento.
Y en cuanto a evolución del escenario interno, para la consultora todas las variables consideradas, mostraron en los últimos años un mejor desempeño, determinando un escenario interno con menor nivel de incertidumbre macroeconómica, menor desalineamiento cambiario, mayor profundidad financiera y menor nivel de inclusión social. El último dato disponible oficial del Banco Central (BCU) informó que la economía local se expandió en el segundo trimestre del año tanto en la medición interanual como en la comparación con el trimestre anterior. En el primer caso, creció un 3,7%, mientras en el segundo la expansión fue de 2%. En buena medida este desempeño ha sido posible porque el país, dentro de sus limitaciones, ha logrado desacoplarse de la región, que está siendo afectada de forma mucho más importante, con Brasil creciendo muy poco y una Argentina estancada, por decir lo menos.
El desafío radica en el grado de sustentabilidad con que se podrá contar para mantenernos sin contaminar por vecinos con economías en problemas, si en el ínterin no se logra corregir un déficit fiscal preocupante y corregir problemas estructurales que determinan elevados costos fijos para el Estado.
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