Opinion | 12 Nov Está próxima la instalación de cámaras de seguridad en diferentes partes de la ciudad, con múltiple propósito. El primero y principal será un apoyo a la prevención del delito, y por eso el área central en que serán utilizadas será el microcentro de la ciudad. Pero también podrán ser utilizadas para el control de tránsito e incluso, en otras áreas pueden ser eficaz herramienta para la prevención, siempre fundamental en lo que refiere a la seguridad ciudadana.
No hay dudas que la intención del Ministerio del Interior, a través de la Jefatura de Policía, es muy destacable, especialmente porque ha tenido en cuenta áreas que necesitan ese control, lo que incluye --a modo de ejemplo-- al Balneario Municipal, en cuya extensión se ubicará una docena de cámaras. Es una primera instalación, que tendrá el monitoreo constante, que es ni más ni menos que la otra parte clave del sistema. Seguramente, paulatinamente, habrá más áreas cubiertas con este sistema que en otras ciudades y en otros países da excelentes resultados, pues se utilizan también una vez consumados los hechos para la investigación del delito.
Pero tampoco es posible esperar que el Ministerio del Interior coloque todo el sistema, desde que nunca podrá contar con la cantidad necesaria de cámaras de seguridad. Por tanto, lo que debe profundizarse en nuestra ciudad --tal como se hizo en otros puntos del país-- es la colocación privada de cámaras de seguridad en comercios, casas y barrios cooperativos. No es dable esperar que en estos ámbitos se tenga además un monitoreo por los elevados costos, y porque los modernos sistemas de alarmas cuentan con otros sistemas para alertar de posibles intrusos u otros peligros.
La reducción del costo de los equipos, junto a la mejora de su tecnología, hacen posible hoy colocar equipos muy pequeños, que incluso a veces es difícil verlos desde el exterior, que puedan estar grabando de manera permanente lo que ocurre en las calles de nuestra ciudad.
Esto permitiría utilizar esas grabaciones en aquellos casos que lo requieran, como por ejemplo delitos de sangre, rapiñas, u otros. Con esto, el beneficio sería en primer lugar para quienes lo instalen --sería de especial utilidad en barrios cooperativos y barrios privados-- pero también pueden brindar servicio a toda la comunidad cuando así se lo requiera.