Paysandú, Jueves 20 de Noviembre de 2014
Deportes | 20 Nov Horas de ajetreo, cuando se prepara el material y se viene la hora del cierre. “A ver ¿qué te falta?”, es la pregunta de rigor. Y la respuesta infaltable: “Momento Chiquito... Chiquito..”.
Es como si la voz hubiera resonado como tantas veces antes. Pero giramos la cabeza y no: ese ángulo de la sección está vacío. Y la computadora está allí, como extrañando a quien trabajaba con ella. Sí, parece mentira. Es que cuesta acostumbrase, pero es la dura realidad. La vida te da y te quita cosas. Claro que lo sabemos, éste es un pasaje terrenal, apenas un segundo en la eterna dimensión del tiempo; pero mortales nosotros no queremos reconocerlo. Fue tiempo de compartir muchas cosas, por tantos años, de vivir a diario en común, más allá de criterios y coberturas las mil cosas del deporte, hasta de la vida misma. Hoy, a una semana de su partida es tiempo de recuerdos. De intentar acostumbrarse a ya no ver su figura física, allí moviendo los dedos sobre el teclado, o levantándose para mate en mano, en un momento de pausa, acercarse con un “¿querés uno? Mirá que está bueno...”. Y la sonrisa de un hombre bueno, humilde, que le peleó siempre duro a la vida. “Después que muera no me recuerden con lágrimas, sino con una sonrisa”, decía un filósofo. Pero es bravo. Cuesta entenderlo. Porque no es fácil. Una tarde aciaga... y para qué seguir. Y después de todo, el filósofo tenía razón. Mejor recordar su sonrisa, sus gestos, cuando unos y otros, en la sana convivencia, bromeábamos sobre esto o aquello. “Chiquito... Chiquito... Mirá que no es así”, frase eterna conjugada siempre con la sonrisa franca de un tipo bueno, respetuoso. Y “Nando” se fue. Como también un día nos dejó el “Chumbo”, sin poder preguntarles siquiera el motivo. Abrazó el periodismo desde muy joven, radial y escrito. Vivió las cosas del deporte y convivió con nosotros en esas miles de horas en la Redacción, en Deportes, donde el ser humano opina, pero también desnuda su alma, sus sentires, ante los compañeros. Y sí, nos duele. Pero después del shock que nos paralizó a todos, a una semana de su partida, es el tiempo de los recuerdos. De comenzar a mirar hacia ese ángulo como queriendo escuchar ese “Chiquito... Chiquito”. Fernando Mabil, el compañero, el amigo, se nos adelantó en el viaje sin retorno. Sí, quedó un espacio vacío. Deportes de EL TELEGRAFO
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