Locales | 21 Nov En la Plaza de la Policía se llevó a cabo este jueves el acto oficial dispuesto en la ley 18.377 del 17 de octubre de 2008, que estableció el 20 noviembre como “Día de los policías caídos en cumplimiento del deber”.
El acto contó con la presencia de numerosas autoridades civiles, policiales y militares del departamento, así como familiares de los dos agentes de segunda sanduceros a quienes se recuerda en esta ceremonia, como parte de los casi 300 caídos que cuenta las filas policiales en nuestro país en actos de cumplimiento de servicio.
En la plaza lucen sendas placas que recuerdan al agente de segunda clase Heber Ramón Illescas Ledesma y al agente de segunda clase Wilson García López. En ese lugar colocaron ofrendas florales el jefe de Policía inspector principal (r) Milton Rodríguez Tito, el subjefe inspector mayor Héctor Muñoz Piñeiro, la secretaria general de la Intendencia, escribana Mónica Peralta, los diputados Miguel Otegui y Walter Verri, así como representantes del Círculo Policial Sanducero y del Sindicato Único Policial. Luego del correspondiente toque de silencio, hubo palabras alusivas a la fecha a cargo del director de Coordinación Ejecutiva de la Jefatura de Policía, comisario inspector José Yelos, quien aludió al origen de la fecha, que “rememora el 20 de noviembre de 1933, cuando cinco policías caen abatidos en la ciudad de Montevideo en momentos que perseguían un grupo de delincuentes, primera oportunidad en la historia de nuestro país que fallecen en cumplimiento el deber tantos efectivos en un solo hecho”.

RECORDATORIO
Yelos agregó que con el transcurso de los años son “casi 300 defensores que custodian las almenas del muro de la salvaguarda de los sagrados valores de la patria, que en esta vida fueron ultimados y algunos ejecutados en diferentes hechos y épocas, en los que intervinieron solos o integrando equipos en áreas pobladas o en zonas rurales, en medio del campo, en operativos, en allanamientos, en persecuciones pie a tierra, montados, en vehículo, procediendo a detenciones, en la lucha contra el fuego, actuando en tareas de contralor del tránsito, en rapiñas a bancos, comercios, instituciones financieras, en momentos que se encontraban en servicio y en operaciones o en sus días y horas de descanso”. El director recordó además en sus emotivas palabras el papel de la familia en la vida del policía. “También una familia sufre por ello ante el fatal desenlace, recibiendo a cambio de una vida un pabellón. Es por ello que debemos reconocer también la permanente incertidumbre que viven padres, esposas, esposos, hijos, hermanos, cada vez que un efectivo sale de su hogar a cumplir con el servicio, por no saber si este regresará con vida.
Es por ello que debemos pedir a nuestros seres queridos nos perdonen por lo que los hacemos sufrir en ese día de inseguridad y a la vez agradecerles a ellos y la vida el poder disfrutar de esta hermosa profesión”, expresó.