Opinion | 28 Nov No quedan dudas que el entramado del comercio minorista almacenero en Paysandú, y no solamente aquí, ha cambiado en los últimos años, especialmente a partir del multimercadismo, que en un solo gran espacio concentra no solamente aquellos rubros típicamente almaceneros, sino además otros como carnicería y bazar.
Las grandes superficies, como se las denomina, han llegado para quedarse, porque ciertamente ese carácter de exhibición que incluyen atrae mucho al público, al que le interesa recorrer sin prisa las góndolas, dejarse sorprender por alguna mercadería y llevarla a casa, aun cuando no sea lo que originalmente habían ido a buscar.
Por otra parte, también en los años recientes, han llegado los “24 horas”, comercios que ya no cierran sus puertas y que ofrecen a cualquier hora productos de almacén, aun cuando deben respetar las normas respecto a la venta de bebidas con alcohol, no solamente con la prohibición de vender a menores de edad, sino no comercializando entre las 0 y la 6.
El propio Centro Comercial e Industrial de Paysandú se ha mostrado recientemente preocupado por la incidencia de las grandes superficies en el mercado sanducero, en la medida que pone en peligro los pequeños almacenes, que no cuentan con el capital que aquellas y que por consiguiente no pueden ofrecer “ofertas” tan tentadoras ni asegurar un enorme stock.
No obstante, todo se trata de usar el ingenio y de hacer énfasis en el espíritu empresarial. Un ejemplo de ello es un comercio recientemente inaugurado en la zona sur de la ciudad, que no es una gran superficie (más de 200 metros cuadrados de venta al público) pero que está muy cerca. Ofrece mucho de lo que tiene un supermercado, sin bazar. Pero sí tiene carnicería, frutería, panadería y por supuesto almacén.
No es un supermercado. Pero se asemeja bastante. Es una inteligente respuesta desde el área empresarial, sin necesidad de grandes reuniones para considerar posibles perjuicios. Hay una acción concreta, una inversión clara, acorde a la ley, que igualmente atrae al público como si se tratara de una gran superficie.
Ese quizás es el camino del empresariado pequeño sanducero. Hay que usar el ingenio antes que la pancarta. Hay que unir esfuerzos entre varios comercios para compras en conjunto por ejemplo. Hay que integrar capitales para abrir otros emprendimientos que sean “casi” supermercados y que puedan así competir de igual a igual con los enormes capitales detrás de las grandes superficies.
Si así lo hacen, tendrán de su lado a muchos proveedores sanduceros que han quedado fuera del circuito supermercadista porque éste hoy por hoy es un monopolio y --como es lógico suponer-- compra centralizado a nivel nacional, sin tomar en cuenta al comercio mayorista de Paysandú.
El camino es el mismo de siempre. No hay un Goliat al que no pueda vencer un David.