Rurales | 24 Nov Una asamblea dinámica, tal vez más extensa de lo previsto, pero en donde los temas así lo ameritaban, realizó la Asociación de Productores de Leche de Parada Esperanza (Aplpe), destacándose el firme respaldo de la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole), con la presencia del presidente del directorio, Alvaro Ambrois, además del titular del Instituto Nacional de la Leche, doctor Ricardo de Izaguirre, y el vicepresidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche, Walter Frisch.
“Es un espaldarazo grande para una gremial chica”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Roberto Ceriani, presidente de la gremial anfitriona, quien de todas maneras destacó que la Aplpe “tiene un historial en trabajos de la zona y a nivel nacional”, recordando hechos de la década del 90, como el cierre de la planta de Esperanza, lo que, entre otras cosas, generó un posicionamiento de la asociación a nivel regional y nacional.
En la asamblea, realizada en el Salón de las Tradiciones de la Exposición Feria de Paysandú, se trataron diversidad de temas, como la actual situación de la industria Ecolat y cómo puede repercutir en la lechería en general. Además, el recambio generacional, la Ley de Responsabilidad Empresarial y cómo se está procesando dentro de los establecimientos rurales, así como las inspecciones que efectúa la Inspección de Trabajo en los predios.
También se habló de la legislación sobre el traslado de combustible y productos químicos en vehículos particulares. “Temáticas que comenzarán a afectar a los productores y que hay que darle forma”, dijo Ceriani al término de la asamblea, indicando que “seguramente habrá que generar algún intercambio con las instituciones del Estado, para que esas leyes que están diseñadas quizás desde el punto de vista de una mirada urbana, puedan acomodarse al medio rural y en general a las producciones de carácter familiar”. Asimismo, se trató la situación de los efluentes, “que a pesar de que hoy se habla de este tema en la cuenca de Santa Lucía, eso no pasa en esta zona”.
Además, explicó que “probablemente a nivel internacional y en un corto período de tiempo, se venga el tema de la trazabilidad para la leche, que se origina en tambos que tiene determinadas metodologías para la producción”. Entiende que “no será una limitante para remitir la leche, pero sí puede ser una conceptualización diferente para la leche de cada productor. Seguramente las plantas que tengan un alto porcentaje de su leche producida y procesada con determinada característica, accedan a determinados mercados que paguen mejor. Parecido a lo que sucede con la trazabilidad de la carne”.
Durante la asamblea “se habló del tema de la inclusión financiera, la que está en vigencia desde octubre. Aquellos productores que tengan gente asalariada deberían estar solicitándoles que se generen cuentas en el Banco de la República, para poder hacer los pagos a través de las tarjetas”.
El dirigente gremial precisó que “ese es uno de los fines, pero además los usuarios de las tarjetas pueden tener beneficios impositivos al utilizarlas”. Sostuvo que “evidentemente eso deberá tener una transformación de nuestro medio rural, para que en aquellos comercios o lugares en donde se acceda a comprar con tarjeta, tengan todo lo necesario para que el pago pueda hacerse con la tarjeta”.

PREOCUPACIÓN
El presidente de Conaprole, Alvaro Ambrois, manifestó a EL TELEGRAFO que la cooperativa ha “tenido un cambio después de un ejercicio excelente como fue el 2013-2014, que realmente fue muy bueno para todos los productores lecheros, particularmente para los remitentes a Conaprole”. Desde febrero “lamentablemente los mercados internacionales tuvieron un cambio importante en los precios, y hasta el día de hoy no ha parado esa caída, lo cual nos preocupa”. Aclaró que “era esperable porque cuando los valores son muy altos siempre hay una mayor oferta de productos, y el ciclo de precios se da”. De todas maneras, indicó que “no era esperable la magnitud que ha tenido y que todavía no se ha llegado al punto de inflexión por lo que no ha cambiado la tendencia”. Venezuela y Brasil se mantiene como los principales mercados para la principal industria láctea uruguaya, seguido por China, además de Rusia y Argelia, “aunque es importante aclarar que Conaprole accede a más de 50 países”.

PRECIOS
La gremial procura que haya una similitud de precios: “Nos preocupa cuando una industria, sea cooperativa o no, tiene una diferencia de precios, lo que nos lleva a tener una oportunidad menos como productores para colocar nuestros productos”. Por su parte, Walter Frisch, consideró que la desaparición de productores “se da en los tambos chicos pero también los medianos, cuando había una competencia frente a otros rubros, ya que los valores actuales de la soja revierte un poco el panorama”. Ese cambio de rubros ha llevado a que el productor que sigue, “se esté agrandando en área, pero también se aprecia una desaparición del productor mediano. Estamos hoy estudiando los costos que evidentemente a todos nos llegan, y el tema de los acuerdos salariales que anualmente estamos en la negociación”, dijo.

AMORTIGUA EL DESCENSO
De acuerdo a los datos aportados por el ingeniero Gonzalo Freiría durante la presentación de los indicadores expuestos en el Anuario Estadística Agropecuario del Ministerio, de Ganadería, Agricultura y Pesca, el descenso en la cantidad de remitentes de leche a los complejos industriales en Uruguay se amortiguó sensiblemente durante los últimos años. De acuerdo a la información elaborada por los técnicos de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA), en 1987 los remitentes eran 6.720, generándose con el paso de los años una caída, que si bien persiste, es menos impactante, sobre todo en el año 2011. Ese año había 3.218 remitentes, cayendo a 2.995 en 2013, que es el último año con datos totales.
Establece que se sostiene el aumento de la productividad lechera predial, la cual sigue creciendo. En ese caso, el estudio de la DIEA reveló que en 1987 el promedio era de apenas 262 litros por día por productor, y hoy el mismo está en 1.846. Otro dato trascendente es el que mide el porcentaje acumulado de grasa y proteína en la leche ingresada a las industrias procesadoras, que en 1997 estaba entre 6,70 y 6,80%, y que en 2013 se situó ya entre 7 y 7,10%.