Paysandú, Domingo 30 de Noviembre de 2014
Rurales | 25 Nov El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, ingeniero agrónomo Tabaré Aguerre, manifestó a EL TELEGRAFO que resolver el problema de Guichón, donde hay solo dos funcionarios para atender a los productores de la región, “no es solamente contratar más gente, sino hacer un uso más eficiente de la gente que tenemos”.
El secretario de Estado sostuvo que “acá hay un contribuyente que paga impuesto, y cuando se dice que tenemos que controlar el gasto público, hay una razón concreta, y si no fíjese cuál de los 12 ministerios que hay en este país tuvo el menor incremento de gasto presupuestal en los últimos cinco años”.
La Liga del Trabajo de Guichón expresó semanas atrás, a través de un comunicado, que está “sensibilizada y preocupada” por la situación de los servicios ganaderos de la Oficina de Sanidad Animal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), instalada en esa ciudad, ya que para cubrir una extensa área se cuenta con únicamente dos funcionarios.
El presidente de la Liga del Trabajo de Guichón, ingeniero agrónomo Fernando Lasaga, había manifestado que la “zona de influencia es muy amplia y el correspondiente control sanitario es necesario, pues no solo se trata de supervisar el control que realizan los productores, sino que en el área existe mucho ganado suelto en los caminos y calles, cuyo seguimiento sanitario está a la deriva, afectando y comprometiendo la sanidad de los campos linderos a los que estos pastan”.
Los productores de la gremial guichonense habían manifestado su preocupación por la falta de recursos humanos (técnicos de campo y administrativos) y de vehículos para cumplir sus funciones correctamente.
“Estamos en una zona con presencia de focos de piojos, garrapatas y brucelosis, y el personal no cuenta hoy en día con vehículos en buenas condiciones para el desplazamiento, la prevención, verificación y control de dichos focos”, indicó.
Aguerre, por su parte, explicó que ante períodos especiales, como ser la vacunación antiaftosa de febrero, “desde este año se dispuso de un operativo diferente al tradicional, y algunos recursos humanos que normalmente no están atendiendo la vacunación de la aftosa se dedican a eso”.
Sostuvo que todos aquellos funcionarios de servicios ganaderos y agrícolas que tienen funciones de sanidad o certificación de comercio “reciben una retribución adicional, y están a la orden de necesitarlo”. “Con esto no quiero decir que el problema de Guichón se va a solucionar mañana o pasado mañana, pero en el Ministerio de Ganadería durante 15 años la política sanitaria estuvo abandonada, y ahora todo el mundo se llena de discursos, pero mientras tuvieron la responsabilidad de la administración, no metieron ningún recurso humano. Y la gente se jubila, se enferma y se cansa”, dijo Aguerre.
SIMILITUD
El ministro de Ganadería precisó que “hay varios lugares del país en donde hemos tenido ese problema”, aclarando que “a lo largo de esta administración hemos tenido el retiro y la jubilación de una cantidad importantísima de funcionarios”.
“Estamos pagando el precio de 15 años en donde no ingresaron recursos al ministerio”, denunció el ministro.
“El problema aparece ahora porque los que se jubilan con 60 - 65 años, entraron al ministerio hace 30 años, pero desde el año 2005 para atrás, hasta el año 1997-98, la cantidad de recursos humanos que entraron al ministerio fue muy menor”, acotó. Respecto a la actualidad manifestó que “han ingresado una cantidad de funcionarios, siendo casi todos veterinarios.
Pero en la próxima administración, en esta etapa de transición, algunas de las recomendaciones que dejamos tienen que ver con cambios de la certificación y cambios importantes en temas vinculados a las barreras sanitarias”.
Citó como ejemplo Tomás Gomensoro, zona oeste del departamento de Artigas: “En la oficina hay un solo funcionario que está con causal jubilatoria, y sin embargo tengo cinco funcionarios atendiendo el paso de frontera en Bella Unión, y el puerto de Bella Unión con Montecaseros”.
Consideró que “en realidad, hay un rediseño de las estrategias de las barreras sanitarias, y la incorporación de metodologías de análisis de riesgo”. “No tendría por qué inspeccionar igual el paso de frontera de Aceguá, que el puerto de Nueva Palmira.
En el paso de frontera de Aceguá, si algún problema sanitario no pasa por arriba del puente, todos sabemos que pasa por el costado, si hay un virus o si hay una plaga”, dijo.
“En cambio, en el puerto de Nueva Palmira, tengo día por medio un barco chino que de repente viene con un marinero, que la mamá le dio un refuerzo con mortadela hecha con un chancho con el virus O de la aftosa que hay en el centro de China”.
“Por esto es que los criterios de análisis de riesgo que debo tener en el aeropuerto de Carrasco, o en el puerto de Colonia, o en Nueva Palmira, o en Fray Bentos, son totalmente distintos a los que debo tener en Aceguá o en Rio Branco”.
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