Opinion | 30 Nov Durante el mes de noviembre se realizaron diversas actividades de sensibilización y capacitación sobre la violencia basada en género y generaciones, en la búsqueda de llegar a la ciudadanía con un mensaje claro y conciso. Además de posicionar aspectos referidos a la violencia doméstica, los referentes incluyeron el flagelo de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes desde un punto de vista local --con el trabajo de la comisión departamental que recientemente cumplió un año de actividades--, enmarcado en el contexto nacional.
Los organizadores de los diversos eventos concurrieron a los barrios, las plazas, la Junta Departamental y al Ejecutivo comunal, con el fin de llegar con los resultados del trabajo realizado en los últimos meses a la totalidad de los niveles.
Sin embargo, las fotografías publicadas por EL TELEGRAFO han sido elocuentes y permiten otra lectura: la escasa participación de la comunidad en las presentaciones efectuadas.
Por ejemplo, en plaza Constitución, cuando la fotógrafa holandesa Sussette Kok, quien lleva más de doce años radicada en Uruguay, expuso su publicación y textos, donde cuenta las historias de hombres y mujeres víctimas de explotación sexual en su niñez, concurrieron “los mismos de siempre”. Y vale este término para diferentes actividades de movilización ciudadana que se realizan en cualquier época.
Al observar su exposición, encontramos a una mujer extranjera quien probablemente sabe más que cualquier uruguayo de pura cepa lo que ocurre detrás de bambalinas, en un barrio, al lado de una iglesia o en una cancha de fútbol. Allí se confirmó que el compromiso de Kok va más allá de las fotografías, sino que se expresa a través de un trabajo de investigación periodística, donde logra instalar la raíz de un flagelo que tiene una cara, con nombre y apellido, además de sueños. Y es en esa mirada optimista que se reencuentra con ellos para hacer algo desde su propio lugar.
También, en este caso se puede citar la escasa presencia en el recinto de la Junta, ante la comparecencia de autoridades nacionales de Policía Comunitaria.
No obstante, queda mucho por hacer en una comunidad que conoce cada rincón de su ciudad y con ello, sus problemas y vivencias diarias. Pero tal como dijo Kok, estas situaciones de explotación y violencia no están tan invisibilizadas y así lo ejemplificó en su publicación denominada “Cuídame, que yo te cuidaré”. “¿Será que no lo queremos ver?”, se preguntó al finalizar su exposición en el memorial de la plaza.
Una pregunta que encierra respuestas que solo salen del corazón, antes que del razonamiento.