Paysandú, Miércoles 03 de Diciembre de 2014
Opinion | 26 Nov Con el paso de los años y en tanto ha avanzado la investigación médica respecto a las consecuencias negativas del tabaquismo en la salud, se han generado movimientos antitabaco en todo el mundo, con suerte diversa, y sin dudas en el caso de Uruguay, a partir de la decisión de Tabaré Vázquez durante su presidencia, se ha legislado, con gran respaldo social, en una normativa que ha sido tomada como ejemplo en todo el mundo, apuntando a preservar la salud de los fumadores pero sobre todo de los no fumadores, que sin embargo eran sujetos pasivos afectados por esta acción.
Este cambio de pisada respecto a escenarios que se tenían en las décadas de 1950 y 1960, por ejemplo, cuando comenzaron a conocerse estadísticas fehacientes de la incidencia del tabaquismo en determinados tipos de cáncer, como el de pulmón, afecciones cardiorrespiratorias, entre otras patologías, ha llevado a la situación de hoy, y a la previsión de que para 2016 habrá más de 90 países que obligarán a las tabacaleras a colocar imágenes gráficas en los paquetes de cigarrillos, de acuerdo a una evaluación de la cadena BBC Mundo.
El informe de la agencia internacional indica que lo que está en disputa se mide en cada centímetro de una caja de cigarrillos. Australia y Uruguay introdujeron las restricciones más estrictas a nivel mundial en materia de advertencias gráficas sobre los riesgos de fumar, una decisión por la que ambos países enfrentan litigios con la tabacalera Phillip Morris.
En el caso de Australia, las advertencias cubren el 75% del frente y el 90% del dorso del paquete, en tanto que en el caso de Uruguay el 80% del frente y del dorso. Phillip Morris alega que el tamaño de las advertencias le impide promocionar adecuadamente su producto y acusa a ambos países de violar tratados bilaterales de inversión.
A su vez Australia y Uruguay afirman que reducir el consumo de tabaco entre sus ciudadanos es una materia de salud pública, aunque naturalmente, siempre hay cuestionamientos e interrogantes respecto a qué evidencias existen de que las advertencias gráficas cada vez más impactantes y mayores son realmente efectivas como factor de disuasión ante el público potencialmente consumidor.
En realidad no hay estudios globales de la Organización Mundial de la Salud al respecto, sino que cada país evalúa el impacto de sus medidas, y en este sentido Uruguay introdujo en 2006 las primeras advertencias sanitarias gráficas, que han ido cambiando con imágenes más fuertes y de mayores dimensiones. Así, nuestro país divulgó en agosto de 2014 los resultados de un relevamiento de seis años, de 2006 a 2012, en el marco del Proyecto ITC, un estudio internacional comparativo de los efectos de las políticas de control de tabaco en 22 países, impulsado por la Universidad de Waterloo, en Ontario, Canadá, entre otros centros. El estudio señala que “el porcentaje de fumadores que planea abandonar el hábito aumentó del 60% en 2006 al 69% en 2012”, y que una nueva etiqueta aumentó de 44% a 71% el porcentaje de fumadores conscientes del vínculo entre el tabaco y los accidentes cerebrovasculares.
Y la prohibición de múltiples presentaciones de marcas (eliminando submarcas con diferentes colores y diseños) redujo de 29% a 15% el porcentaje de fumadores que cree que los cigarrillos light o suaves son menos dañinos.
El doctor Eduardo Bianco, cardiólogo y presidente del Centro de Investigación para la Epidemia del Tabaquismo (CIET) en Uruguay, dijo que se registró además una “reducción significativa en la prevalencia del consumo de tabaco en Uruguay entre el año 2006 y 2011, con una caída en la prevalencia del consumo de tabaco por los hombres del 39% al 27,4% y por las mujeres del 28 al 19%”.
En lo que refiere al impacto en Australia, además del litigio con Philip Morris, esta nación es demandada por cinco países productores de tabaco o de cigarrillos ante la Organización Mundial de Comercio.
El gobierno australiano dispuso que a partir del 1º de diciembre de 2012 los cigarrillos debían venderse en paquetes genéricos o estándar de un color gris obligatorio, Pantone Cool Gray, con mensajes en un tipo y tamaño de letra determinado, además de llevar las advertencias pictóricas que cubren la mayor parte del frente y el dorso de la caja.
Estudios en Australia realizados después de 2012 mostraron un aumento en el número de llamadas a líneas telefónicas de ayuda para dejar de fumar. Por su lado, la universidad de Bristol, en Inglaterra, midió el impacto de las advertencias sanitarias en los paquetes de cigarrillos utilizando eye tracking technology, o tecnología para seguir los movimientos de los ojos y determinar en qué se enfoca la atención en cada momento.
“Esa tecnología nos permitió medir objetivamente el efecto de paquetes estándar con advertencias gráficas en la atención visual”, dijo a BBC Mundo Olivia Maynard, científica del Centro de investigación sobre Tabaco y Alcohol de la Universidad de Bristol y una de las autoras del estudio.
“Encontramos que el paquete estándar aumenta el tiempo dedicado a ver las advertencias en el caso de no fumadores adultos y adolescentes y de fumadores ocasionales. Y esto es importante porque esa atención está relacionada con cambios en el comportamiento, como contemplar la posibilidad de dejar de fumar”, acotó.
“Pero comprobamos que los fumadores diarios activamente evitan prestar atención a las advertencias, sea cual fuere el diseño, así que estamos ahora realizando nuevos estudios para determinar qué tipo de advertencias podrían aumentar su nivel de atención”, señaló.
Igualmente, estudios realizados en Uruguay a partir de la implementación primero del decreto y luego de la ley Antitabaco, ponen de relieve sensibles mejoras en cuanto a la incidencia negativa de esta adicción en el índice de enfermedades cardiovasculares y cardiorrespiratorias. A ello se suma naturalmente el cambio radical del aire que respiran fumadores y no fumadores en sus respectivos lugares de trabajo y las áreas cerradas en que está expresamente prohibido fumar.
Sin dudas la gran mayoría de la población ha apoyado esta cruzada con un grado de conciencia que sin embargo no pone de manifiesto en la misma medida en otras áreas que son también importantes en beneficio de la salud y para la vida cotidiana, por lo que en nuestro caso estamos realmente ante un fenómeno sico-social que rompe, felizmente para bien, con una cultura latina de prescindencia y escaso sometimiento a las normas de beneficio general.
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