Paysandú, Lunes 08 de Diciembre de 2014
Opinion | 06 Dic Estamos a pocos días de la inauguración oficial de la temporada de playas de Paysandú, que coincide, como es ya tradicional, con la celebración del Día de la Virgen, el 8 de diciembre, y la consecuente bendición de las aguas, aunque siempre hay sanduceros que ante el intenso calor de los últimos días de primavera se zambullen tempranamente en las aguas del río Uruguay y tienen así su propio bautismo de temporada.
Con el advenimiento del verano, los sanduceros volvemos a una costa que, lamentablemente, se mantiene como regla general prácticamente olvidada el resto del año y con tan pocas actividades como obras, sobre todo porque no puede soslayarse que en lo que refiere a los atractivos naturales, la acumulación de arena se da sobre las islas, en la margen derecha del río, y por esta orilla solo contamos con playas urbanas con arena por la acción de las sucesivas administraciones municipales, que desde el fondo de la historia han ido ganando espacios recreativos al río mediante el depósito de arena y parquizado, no siempre bien logrado ni mantenido debidamente.
Es decir que, como atractivo turístico, la zona costera ha presentado siempre problemas en cuanto a la necesidad de inversiones y mantenimiento, así como en la instrumentación de proyectos a mediano y largo plazo, que en los últimos años han brillado por su ausencia o tenido dificultades para generar un atractivo permanente que trascienda las visitas de los residentes de nuestra ciudad, para darle un carácter regional.
Pero no debemos perder de vista, además, que durante muchos años --demasiados-- los sanduceros no tuvimos playas, que quedaron literalmente abandonadas porque la contaminación de sus aguas superaba los valores máximos de coliformes fecales admitidos por los estándares internacionales, y debimos buscar playas alternativas en arroyos cercanos a la ciudad.
Fue recién cuando cesó la actividad de la exfábrica de Norteña que se dejaron de canalizar vertidos con residuos orgánicos y agua caliente al balneario municipal, al tiempo que se construyó un nuevo colector industrial, y que se pudo recuperar y habilitar dicho paseo, no hace más de una década.
Esta situación se ha mantenido hasta nuestros días, felizmente, pero tenemos, sin embargo, inhabilitado el sector de playa Park y la playa del Remeros, porque hay arrastre de pluviales con carga de aguas cloacales que se vierten desde la zona urbana hacia ese recodo del río Uruguay, con las consecuencias apuntadas.
Es que ya son demasiados años sin que se logre establecer dónde está el problema y poder así aplicar la normativa y las intimaciones correspondientes, a efectos de que los propietarios con conexiones irregulares se hagan cargo de la infracción y adopten las medidas correspondientes para no seguir contaminando la margen costera.
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