Opinion | 08 Dic Lejos de retornar a la paz de Rincón del Cerro, cuando el presidente José Mujica finalice su mandato volverá al ruedo y no solo como senador durante la primera mitad del período para hacer valer su capacidad de líder político en la consideración de leyes relevantes como la Ley de Presupuesto, sino que saldrá a recorrer el país.
Cuando apenas finalizan los ecos de las elecciones nacionales, los uruguayos se preparan para un corto asueto veraniego, donde se destaca la inauguración de una nueva legislatura en febrero, la asunción del presidente electo en marzo y, casi de inmediato, el comienzo de una etapa hacia las elecciones municipales.
Los mensajes de referentes locales y nacionales han sido claros. La elección nacional no es lo mismo que una municipal, no obstante, el peso de los resultados de octubre y noviembre han entusiasmado a más de uno.
A esto debe sumarse la incidencia de los liderazgos y protagonismos políticos en sectores que prefieren no innovar, pero deberán utilizar el comodín del mazo que en este juego de barajas dará la oportunidad de mejorar la mano. En este caso, el comodín que ofrece el presidente saliente con una imagen pantagruélica resulta inmejorable y será explotada para tal fin. Tal como lo hizo para las nacionales, mientras cumplía sus funciones de primer mandatario, nuevamente saldrá a la palestra político-partidaria, con la diferencia de que ahora lo hará desde su lugar de referencia ineludible.
En las próximas municipales hay nombres consolidados y con respaldo interno, pero en otros casos permanecen fuertes polémicas partidarias que --tal vez-- no salven ni los referentes nacionales. Las múltiples candidaturas que en ocasiones fueron rechazadas, hoy se sustentan en prácticamente la totalidad de los departamentos. Es que las divisiones políticas y oposiciones hacia adentro resaltan de manera escandalosa.
Baste mencionar algún ejemplo local, como para comprender la necesidad de cambiar la pisada y comenzar a realizar otro tipo de campaña.
Y así como se ha entusiasmado el partido de gobierno que mantiene la expectativa de retener y además conquistar otros territorios, los bandos opositores mantienen el ojo alerta para no perder lo obtenido, a pesar del notorio costo para recomponer las heridas.
Este es un nuevo ejemplo de las figuras por encima de los proyectos. O como decía el escritor español Camilo J. Cela: “La Historia nos enseña dos cosas: que jamás los poderosos coincidieron con los mejores y que jamás la política fue tejida por los políticos”.