Paysandú, Martes 09 de Diciembre de 2014
Opinion | 09 Dic Recientemente, a través de EL TELEGRAFO, dábamos cuenta de que el equipo de dirección del Liceo Departamental Nº 1, que encabeza el profesor Hugo Estrán, ha recuperado un espacio para los profesores y el laboratorio de física instalado en el piso superior junto a los demás laboratorios, lo que es una buena noticia en el ámbito de la enseñanza, por lo menos desde el punto de vista de infraestructura edilicia, cuando es notorio las dificultades de formación que tiene el país, y con marcado énfasis precisamente en Secundaria.
En este caso particular el director del instituto “Quím. Farm. Elida Heinzen” explicó que en este lugar se agregaron paredes y efectuaron trabajos de pintura en el piso, con resultados positivos para este sector, y es por lo tanto el resultado de una inversión de recursos humanos y materiales --que van de la mano, por supuesto-- para mejorar una infraestructura que desde el punto de vista edilicio fue concebida para otra realidad, para otro Paysandú, cuando precisamente el local de 18 de Julio y Silván Fernández captaba todo el alumnado de Secundaria de la ciudad y hasta el interior departamental, en base a la concepción existente hace tres cuartos de siglo.
Y por cierto que cumplió con sus fines, porque se han formado en sus aulas decenas de miles de sanduceros, en época en que la educación secundaria era todavía un “adicional” para estar capacitado para determinados requerimientos laborales, y con la idea de que tras los “preparatorios” el estudiantado estuviera capacitado para seguir carreras universitarias y cuando además en la demanda de empleo comúnmente no se pedía en forma excluyente el bachillerato, como regla general.
Pero los tiempos han cambiado, las exigencias son muy distintas, y mientras la enseñanza en el país se ha masificado, al mismo tiempo se ha elevado el nivel en los requerimientos de mano de obra, y es así que hoy es impensable postularse para la mayoría de los empleos sin haber completado Secundaria.
Desde el punto de vista de infraestructura, el viejo Liceo Departamental, al que asistían en sus respectivos turnos unos tres mil alumnos, ha tenido algunas transformaciones que en semejante edificio han significado apenas mejoras para no ir perdiendo demasiado terreno sobre lo que debe ser un edificio funcional a los requerimientos modernos, pero a la vez se han incorporado en la ciudad y en localidades del interior departamental respectivos liceos que han acompañado la demanda estudiantil durante décadas, e incluso el local y predio del viejo liceo se ha dividido y albergado un nuevo centro docente, el Nº 5, cada uno con sus características y perfil,
Ocurre que no es nada fácil manejar un “megaliceo” como el Departamental Nº 1, según indica la experiencia, por lo que se ha tendido a construir centros docentes de menor tamaño y población estudiantil.
Es sí que se han inaugurado edificios de Secundaria a lo ancho y a lo largo del país, con inversiones multimillonarias en dólares, pero la interrogante que surge, con muy buenos fundamentos, es si realmente se ha acompañado esta expansión locativa con la dotación presupuestal y medios para hacer frente al mantenimiento y mejora de los locales ya en funcionamiento.
Y la respuesta, como regla general, es negativa, porque el gasto en nuevos edificios no ha tenido correlación con el mantenimiento de los ya existentes y tampoco en irlos adaptando a necesidades que crecen y evolucionan a ojos vistas.
En este caso el director Estrán destacó a EL TELEGRAFO que el liceo departamental “requiere de una inversión importante para cambiar su cara, pero aún no la tenemos”, aunque mientras tanto “devolvemos un sitio agradable para los alumnos, docentes y visitantes”, y a la vez enumeró obras que se han estado desarrollando en este contexto, al haber ganado espacios en el Museo Malacológico y rescatado una valiosa colección, además de otro lugar para la sala de exposiciones que lleva el nombre del recientemente desaparecido exdocente Piccolo Larrazabal.
En el marco de esta obra además se ha construido una pared para crear otro salón y contribuir entre otros aspectos a que puedan desarrollarse tareas administrativas inherentes a educación secundaria para todo el departamento, con necesidades muy distintas a los que se tenía cuando la creación del liceo, con pocos funcionarios administrativos y de servicios. Actualmente deben limpiarse más de veinte espacios, incluyendo laboratorios y baños para que puedan funcionar adecuadamente al día siguiente, y por ejemplo mantener y limpiar una batería de baños que tiene más de siete décadas.
El director subrayó que es imposible administrar un liceo de estas características con “6.000 pesos mensuales que se reciben de Secundaria, sin que se tenga todavía respuesta a un pedido de mayor presupuesto y funcionarios, lo que no es de ahora, sino que por el contrario, se remonta ya a muchos años” y “van pasando las jerarquías y siempre se están postergando. Espero que pueda llegar antes de mi jubilación”, que se dará en un período de un año.
Estos datos dan cuenta de que desde el punto de vista presupuestal se vive ajeno a la realidad de estos centros docentes, que se hace énfasis en que se están incorporando nuevos locales pero se deja caer por falta de medios las ya existentes, --también es el caso de edificios de UTU-- sobre todo los que datan de muchas décadas.
EDICIONES ANTERIORES
A partir del 01/07/2008
Dic / 2014
Lu
Ma
Mi
Ju
Vi
Sa
Do
12
12
12
12
Diario El Telégrafo
18 de Julio 1027 | Paysandú | Uruguay
Teléfono: (598) 47223141 | correo@eltelegrafo.com