Opinion | 11 Dic Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo un 12% de la población mundial vive en ciudades con aire limpio, en tanto que más de 7 millones de personas mueren anualmente por causa de la contaminación ambiental, ya sea fuera o dentro del hogar, lo que convierte a la polución en el principal riesgo medioambiental para la salud. En este sentido, las estadísticas de la OMS muestran que una de cada ocho muertes está relacionada con la exposición en ambientes contaminados.
El referido organismo internacional ha realizado estudios sobre la presencia de partículas contaminantes PM 2,5 (las más pequeñas y perjudiciales, que pueden penetrar directamente en los pulmones), que son el mejor indicador de los riesgos para la salud en contaminación ambiental. Altas concentraciones de esas partículas se asocian con un gran número de muertes causadas por infartos y ataques cerebrales, por lo que la OMS advierte que residir en ciudades donde los niveles son dos veces y media los recomendados “pone a la población en riesgo de padecer problemas de salud a largo plazo”.
En contraposición a esta situación, los uruguayos gozamos de un lugar de privilegio en cuanto a calidad de aire en América y el mundo. Un estudio de la Universidad de Yale, difundido a principios de este año, indicaba que junto con las islas Seychelles, Granada, Barbados, Antigua y Barbuda y Mauricio, Uruguay tiene la mejor calidad de aire del planeta.
Quedarse con ese dato sin mayor preocupación sería lo más cómodo y sencillo. No obstante, aún desde nuestra posición es necesario tomar recaudos, prevenir y desarrollar conductas saludables hacia el medioambiente. En este sentido, resulta positiva la existencia de iniciativas como la llevada adelante por la Dirección Nacional de Medio Ambiente, con financiación de PNUMA y en articulación con organismos nacionales y departamentales en el proyecto “Combustibles, vehículos limpios y un transporte vial más eficiente”. Con el objetivo de generar acuerdos que permitan implementar normas para disminuir las emisiones gaseosas del parque vehicular a través de las nuevas unidades y mejorar la eficiencia energética del sector en el corto plazo.
Asimismo es auspicioso el trabajo para la gestión de calidad de aire en Montevideo y el área metropolitana y, particularmente, la tarea tendiente a la promulgación de una normativa nacional de calidad de aire y de emisiones para 2015.