Paysandú, Miércoles 17 de Diciembre de 2014
Opinion | 15 Dic Tras la visita anual de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), durante dos semanas, con vistas a monitorear la economía uruguaya, han surgido pistas respecto a los elementos favorables y negativos detectados por los técnicos del organismo, que responden naturalmente a leyes de la economía aplicables al común denominador de países, más allá de los lineamientos internos de cada uno.
Felizmente estamos lejos a esta altura del nuevo milenio de las dicotomías que se habían planteado durante muchos años, cuando grupos radicales de izquierda salían a las calles a manifestar contra la presencia de los técnicos de estos organismos, con el consabido “yanquis go home” y protestas por doquier, porque incluso desde los sectores contestatarios se ha asumido que hay “recetas” en la economía que no son de izquierda ni de derecha, sino que responden a un necesario ajuste de gastos e ingresos, bajo la premisa de que no hay economía que pueda sostenerse.
Actualmente Uruguay no tiene ningún crédito vigente con el organismo, pero igualmente sus técnicos efectúan este tipo de visitas que se enmarcan en el artículo 4° del organismo, que prevé una revisión para todos los países miembro, tengan o no un programa crediticio acordado.
Y ante el hecho de que el gasto seguirá aumentando por partidas que son rígidas a la baja, como salarios y pasividades, la jefa de la misión para Uruguay, Oya Celasun, sostuvo en declaraciones a El País que el gobierno “va a tener que mostrar un esfuerzo mayor” en otras dimensiones del Presupuesto Quinquenal.
Indicó en este sentido que en un contexto externo “menos favorable” y donde la región “es un viento de frente para el crecimiento”, Uruguay tiene “fuerzas importantes para enfrentar shocks”, lo que igualmente no significa que esté a cubierto de avatares ni nada que se parezca.
Evaluó Celasun que “la economía de Uruguay ha tenido un desempeño muy robusto durante el último período. Estamos viendo una desaceleración en la tasa de crecimiento como se había esperado y de aquí en adelante creemos que el contexto internacional y externo está siendo un menor apoyo. Desde el punto de vista macroeconómico los desafíos que vienen son similares a los que vimos en años anteriores. Uruguay tiene que reducir la inflación al rango meta y vemos una necesidad de continuar con estos esfuerzos. Al mismo tiempo, un nuevo gobierno va a asumir en marzo y una de las tareas de los legisladores será establecer el Presupuesto para los próximos cinco años. Vemos una necesidad de fortalecer e impulsar la sostenibilidad fiscal.
Dado este contexto externo que está siendo menos favorable está también la tarea de fortalecer los elementos fundamentales de la economía a través de reformas, como por ejemplo centrarse en infraestructura y para el más largo plazo centrarse en la educación y también la creación de habilidades en conocimientos”.
Es decir que más que una “receta” es un muestrario de elementos y recomendaciones inherentes al sentido común para cualquier economía y gobierno, sobre todo cuando llega la hora de la verdad tras un período preelectoral en que las urgencias electorales y las distorsiones están a la orden del día, y cuando además se formulan promesas y compromisos que condicionan la tarea de gobierno en todos los ámbitos.
Entre otros aspectos, la representante del FMI evaluó que “pensamos que traer la inflación al punto medio de la meta es una prioridad de la política macroeconómica. Vemos la necesidad de que haya un esfuerzo de desinflación multidimensional en general. De hecho hay algunos acontecimientos como la caída importante de los precios del petróleo que son una ventana de oportunidad a utilizar. ¿Entonces qué incluiría ese esfuerzo con respecto a la inflación multidimensional? Definitivamente necesita una mezcla de políticas bien calibrada, necesidad de mantener una política monetaria con una meta, y pasar a una política fiscal con mayor contracción. En los años recientes los salarios han tenido un componente que miraba hacia atrás. Esto hace que la dinámica de la inflación sea más persistente y reducir ese componente que mira hacia atrás ayudaría en los esfuerzo con respecto a la inflación. En otras palabras, nosotros vemos una necesidad de que todo el proceso respecto a la inflación mire más hacia adelante y se aparte de esta dinámica de mirar hacia atrás”.
Celasun refiere naturalmente a que estamos ante políticas de indexación en el plano salarial que han contribuido a mejorar el salario real en varios sectores, pero a la vez siempre pateando la pelota hacia adelante, sin corregir los desvíos inflacionarios y --por el contrario-- realimentándolos, lo que a la vez potencia otros problemas de la economía. Como es sabido, la inflación es simplemente un equivalente a la fiebre del enfermo, es decir consecuencia de otros desórdenes que muchas veces tienen origen estructural en el Uruguay.
Uno de estos aspectos insoslayables es el gasto público excesivo y de mala calidad, lo que acentúa el peso sobre los sectores reales de la economía, por cuanto requiere más recursos que incrementan los costos de producción y la economía doméstica, con reflejo directo sobre la propia inflación y la competitividad.
Ello explica que la inflación no puede bajarse por decreto, sino que es preciso corregir los desfasajes, empezando por el gasto público exacerbado y desordenado, y es en este aspecto en el que deben buscarse los correctivos, sin medias tintas, sobre todo aprovechando el período inicial de todo gobierno, cuando se diluyen inmediatismos electorales, y cuando puede hacerse mejor lo que se debe hacer para frenar la espiral de gastos, sin que las presiones tuerzan el brazo a los gobernantes dispuestos a hacer frente a los problemas, en lugar de dejarlos siempre para más adelante.
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