Paysandú, Lunes 22 de Diciembre de 2014
Rurales | 16 Dic “El riego suplementario es una herramienta que reduce el efecto del déficit hídrico como factor limitante del potencial productivo de especies y cultivares utilizados como forrajeras”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Daniel Formoso, durante la realización en Paysandú del Tercer Seminario Internacional de Riego en Cultivos y Pasturas.
El técnico del Programa Nacional de Pasturas y Forrajes del INIA manifestó que “esta herramienta genera una estabilización de la producción de forraje, aumentado la persistencia e incrementando la calidad (energía y proteína), siendo un factor clave para la obtención sostenida de procesos fisiológicos de alta exigencia nutricional”.
Por lo tanto, explicó que “la incorporación del riego suplementario en pequeñas áreas estratégicas permitiría a los sistemas ganaderos especializarse en la producción de carne ovina de calidad, mejorando la competitividad del rubro a través de mayor productividad y por consiguiente un mejor ingreso”.
Para Formoso, la tecnología del riego se presenta al usuario “con un sólido protocolo de desarrollo con el cual se pueden realizar cálculos a priori de su posible impacto en las empresas agropecuarias. Sin embargo, cuando se concreta su instalación, surgen una serie de detalles prácticos o imponderables que difícilmente puedan ser contemplados en los correspondientes manuales”.
En primer lugar mencionó la variabilidad climática, que en gran medida es la que se pretende amortiguar y “no tiene esperas administrativas”. En el Centro de Investigación y Experimentación “Dr. Alejandro Gallinal” (Ciedag) en Cerro Colorado, Florida, durante la temporada de riego 2010-2011, las precipitaciones fueron notoriamente inferiores al promedio histórico, “lo que provocó desfasajes importantes entre las necesidades hídricas de las pasturas y la respuesta del sistema”.
El viento también afecta a la homogeneidad del riego. “Aunque no existe ningún análisis disponible sobre este punto, puede decirse que el sistema Irripod es el más afectado por este factor, lo que se traduce en rendimiento desigual de las pasturas o cultivos que se encuentren instalados. Además, el movimiento de las líneas de este sistema necesita de un vehículo de cierta potencia que debe ser considerado en los costos, dado que está propuesto para productores pequeños por el menor costo de inversión por hectárea”.
En segundo lugar, Formoso indicó que un período de aprendizaje de la rutina del riego y su logística, a la que se agrega la rotura de caños y conexiones, “puede retrasar el uso corriente del riego durante períodos altamente sensibles para la viabilidad de las pasturas como la siembra de primavera de especies templadas. Estos inconvenientes se suscitaron en la primera temporada de aplicación de los diferentes sistemas, lo que implicó tener un déficit hídrico en las pasturas durante ciertos períodos”, dijo el técnico del INIA.
El sitio de implementación del riego puede condicionar indirectamente la fluidez de la operatividad del sistema. Por ejemplo, “en áreas alejadas de centros poblados con representación en repuestos, a pesar de la buena disposición de las empresas proveedoras de insumos”.
En cuanto a las pasturas que se riegan, “si bien hay una respuesta destacable de los cultivares forrajeros, también la hay en aquellas especies consideradas malezas (pasto blanco, gramilla) que tienden a ocupar rápidamente los espacios que dejan las anteriores. Por consiguiente, no debería esperarse una estabilidad adicional de las leguminosas integrantes de una mezcla forrajera por el hecho de ser regadas, sino un aumento de su producción en períodos similares a su comportamiento en secano pero con una sobrevivencia en verano que permite, por ejemplo, que TB se comporte como planta perenne y no sea necesario un cierre riguroso para semillazón”.
El profesional recordó que el ambiente originado por las pasturas bajo condiciones de riego “resultó ser riesgoso durante ciertos períodos para la salud de animales sensibles, como corderos en engorde, por lo que deben extremarse los cuidados para evitar complicaciones”. En las especies y cultivares utilizados en el sistema de riego “no se apreciaron cambios respecto a su comportamiento agronómico en secano. La principal diferencia fue el aumento en productividad”.
Entiende que “es conveniente que animales que ingresen a estas unidades de alta producción sean lo más homogéneos posible (edad, sanidad, estado). De esta manera se puede organizar la terminación en tiempo y forma sin que permanezcan ‘colas’ de corderos que dificulten el descanso de las pasturas. En un sistema estrictamente comercial es probable que sean retirados del área de engorde”, dijo.
Explicó que el desarrollo y ejecución del sistema de riego mencionado en su exposición en el Salón Egeo, permitió reflexionar sobre la ubicación de esta tecnología en un esquema ganadero. “Previo a la instalación del riego, es conveniente que se hayan definido, por ejemplo, el sistema productivo, la carga animal, divisiones, aguadas, sombra y gestión del recurso natural. El riego debería ser utilizado entonces como último eslabón de la cadena productiva acelerando el flujo de animales de valor”, sugirió.
EN EL SUL
En 2010, el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) estimó necesaria la generación de información en la utilización del riego suplementario para la producción ovina en particular y la ganadería en general. Con tal motivo se instaló en el Ciedag, un área de riego con el objetivo de obtener coeficientes técnicos evaluando la respuesta productiva de diversas especies forrajeras bajo pastoreo y sin restricciones hídricas.
El sistema de producción al que se dirige la tecnología del riego es un sistema que aplica todas las técnicas agronómicas para producción de forraje (cultivares, época de siembra, fertilización, manejo del pastoreo, tiempo de descanso) y engorde de corderos (pastoreo horario, suplementación, cargas variables) para conformar un resultado que sea biológicamente posible y económicamente rentable. Además del objetivo productivo, la secuencia de pasturas bajo riego se realiza con un criterio de control ambiental, minimizando el riesgo de erosión e intentando mejorar la estructura y fertilidad del suelo.
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