Paysandú, Martes 23 de Diciembre de 2014
Locales | 21 Dic Carta abierta a los padres
Me pregunto: ¿cuándo vamos a tomar conciencia del uso abusivo de drogas y alcohol de nuestros hijos? No importa clase social, religión, sexo, edad, raza, ideas políticas, fuman, consumen, inhalan; toman delante de nuestros propios ojos, de los educadores, de las instituciones deportivas, de los boliches bailables, de la policía, de los gobernantes y todos somos conscientes de esto, por lo tanto, cómplices, pese a quien les pese.
ero hay algo que no nos deja actuar, no sé si es más fácil pensar que son adolescentes y que por lo tanto ya se les va a pasar, o es el miedo a no saber cómo afrontar esto o a equivocarnos, o fracasar. No creo que seamos tan ignorantes para no poder pensar en soluciones, si pienso que somos pasivos, cómodos, que seguimos el rebaño, desinteresados y no alzamos la voz cuando deberíamos hacerlo, ya que las leyes están y dicen que no se puede vender alcohol a menores ni drogas.
¿Y quién cumple esta ley? Nadie. ¿Y quién se encarga de hacerla cumplir? Nadie. A ningún político, comisión de adicciones, Junta Nacional de Drogas, etcétera, les importa. No hay multas, ni penas, todo es puro nombre.
¿Cómo es posible que kioscos,boliches,24 horas, pizzerías, etcétera sigan vendiendo alcohol a menores? ¿Cómo es posible que en un lugar bailable muy frecuentado consuman toda clase de drogas, inhalen cocaína en el baño y le vendan alcohol a menores? ¿A quién le importa? A nadie. Ni siquiera podemos parar esto y de yapa legalizan la marihuana. Nuestra sociedad no está educada para esto, falta mucho, pero acá lo que priorizan los gobernantes es el poder lamentablemente. Solo sé que si nosotros no tomamos conciencia de que nuestros hijos son el futuro del país y que están en la edad de aprender, de absorber, de acumular conocimientos para poder decidir libremente lo que deseen hacer y formarse de la mejor manera posible, seguirán peor este camino arruinándose la vida, ya que estas sustancias provocan irritabilidad, ansiedad, depresión, falta de concentración, déficit de atención, apatía, psicosis y hasta la muerte. Además está el riesgo de contraer otras enfermedades infecciosas como VIH, hepatitis, herpes, etcétera y no menos importante embarazo adolescente, porque los efectos de estas sustancias interfieren con el buen juicio y la toma de decisiones.
“Demasiado amor nunca hará malcriados a tus hijos, los hijos se vuelven consentidos y malcriados cuando se le dan cosas para sustituir la presencia de sus padres”. Anthony Witham.
Mamá preocupada
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