Paysandú, Sábado 27 de Diciembre de 2014
Locales | 22 Dic La clásica imagen del utilitario inglés de la década del 40, fabricado dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un automóvil Austin 8 de 1947, construido en Inglaterra y que por esos años y comienzos de la década del 50, compitiera firmemente en el mercado uruguayo de los utilitarios con el Ford Prefect, también inglés.
Un Austin de este modelo pertenece hoy a Oscar Luciano, quien lo mandó a restaurar todo lo que fuera necesario, y luego de casi cuatro años de pasar por manos de mecánico y artesanos, vuelve a la vida pintado en un negro reluciente --el original, por otra parte--, para convertirse en un referente vivo de aquellos pequeños utilitarios que países como Inglaterra, maltrechos del terrible conflicto bélico, comenzaron a fabricar para ir paliando las enormes necesidades que tenían en materia de vehículos económicos.
VOLVIÓ A LA FAMILIA
Pero este Austin 8 tiene una historia singular. Comprado en su tiempo de cero kilómetro por Daniel Luciano, el padre de Oscar, después de mucho tiempo vuelve a insertarse en la familia. Con ese brillo particular que adquiere la mirada y la expresión cuando se narran vivencias de la vida familiar, Oscar Luciano habla del automóvil.
“Este Austin lo compró mi padre en 1947. Era un auto que tenía mucha aceptación en el mercado y en Paysandú se vendieron varios. En algún momento, cuando se daba, con mi hermano Daniel se lo sacábamos para dar una vueltita. Y bueno, sucedió que un día mi hermano salió con unos amigos y lo volcaron. Te podés imaginar. Tras la calentura, mi viejo recibió consejos: comprate un Simca 1000 o un Volkswagen, dos autos que se disputaban el mercado allá en 1962. Te va a salir la misma plata que vas a gastar arreglando el Austin”, relató.
“Pero no hubo caso, el viejo dijo: me voy a morir con este auto, y lo mandó a arreglar”, añadió Oscar. Pasaron los años, don Daniel Luciano falleció en 1974, y el auto se vendió. Había sido su único dueño. Una pausa y retorna el relato de Oscar: “Lo que son las cosas. Hace cuatro años mi cuñado Aldo Correa encontró el Austin tirado en un pastizal, se puede imaginar en qué estado. Lo compré con gestión del escribano Hugo Giupponi, y resolví mandarlo restaurar”.
Pero la restauración no costó lo que esperaba. “Pensé en una cifra y se multiplicó por cuatro, pero quería recuperar el auto, dejarlo cero kilómetro otra vez. Los muchachos han puesto lo mejor de sí en cada tarea: Enry López en la chapa, Lalo en la pintura, Muzzio como tapicero, el ‘Pupi’ Belvisi en la mecánica, Picos en la alineación de dirección, Dugal Macchi en la electricidad. Hubo que conseguir muchos elementos que hoy día son casi imposibles de obtener, muchos materiales. No se pudo conseguir esos señaleros que venían en el marco de la puerta. Pero en definitiva el auto está casi pronto, volvió a la familia”.
Sí, el automóvil Austin 8 de 1947, con motor de cuatro cilindros que, con cuatro puertas, el que por nada del mundo quiso cambiar don Daniel Luciano, volvió a las fuentes, ahora lo tiene uno de sus hijos, Oscar Luciano. Como un tema de familia, ¿vio?
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