Paysandú, Domingo 28 de Diciembre de 2014
Opinion | 21 Dic Todavía resuena en la interna del Frente Amplio la jugada “maestra” del presidente electo, Dr. Tabaré Vázquez, en el sentido de anunciar la integración de su futuro gabinete apenas 48 horas después de conocerse el resultado oficial del balotaje del 30 de noviembre, que lo llevará nuevamente a asumir los destinos del país a partir del próximo 1º de marzo.
Es que al ganarle “el plante” a determinados grupos del Frente Amplio, sobre todo al mayoritario Movimiento de Participación Popular (MPP), del actual presidente José Mujica, el futuro mandatario ha quedado libre de las presiones que inevitablemente sobrevendrían tras las negociaciones con y entre sectores, y que podrían llevar a que este diálogo se extendiera durante buena parte del verano, para dejar atado el paquete para marzo.
Ocurre que Vázquez, quien tiene ya abundante experiencia en el gobierno, tanto cuando lo hizo al frente de la problemática Intendencia de Montevideo, como del Poder Ejecutivo antes que Mujica, optó por atar él el paquete a su gusto y paladar, designando sobre todo a personas de su confianza y otros que no lo son tanto pero que considera idóneas para ejercer las responsabilidades inherentes a cada cartera, pero con él como director de orquesta, sin lugar a ninguna discusión.
Es decir que ha sido simplemente fiel a su estilo o mejor dicho, al estilo que siempre quiso imponer y que sabe que es el mejor, en lugar de la distribución matemática de cargos entre los respectivos sectores del Frente Amplio, de acuerdo a su caudal electoral, y eventualmente poder de presión a la hora de las definiciones de los temas en los ámbitos de discusión internos. Vázquez optó por el mal menor, es decir sufrir a esta altura ataques y cuestionamientos más o menos velados de quienes se sintieron desplazados de la discusión y los acuerdos para integrar el gabinete, y ha preferido que las diferencias se den ahora y no en el ejercicio del gobierno, cuando cada grupo tuviera su representante y tratara de hacer primar sus puntos de vista en la conducción ministerial, directa o calladamente, a espaldas del mandatario o por lo menos presentando hechos consumados.
Esta situación naturalmente también se le planteó al presidente Mujica, quien distribuyó ministerios a sectores o partidos, tras prolongada negociación, y es así que cuando tuvo que dejar el cargo el ministro de Salud Pública del Partido Comunista, el mandatario se enteró de quien lo ocuparía por boca de los dirigentes de este partido, que tras deliberar se lo comunicaron, y el mandatario se limitó a suscribir esta decisión.
Lejos están pues los tiempos en que por ejemplo en la Intendencia Departamental de Montevideo, con Vázquez al mando, hubo persistentes tires y aflojes en la gestión, por cuanto la distribución matemática de cargos estimuló las chacras en que cada sector se desenvolvía prácticamente a voluntad, salvo que las aguas se desbordaran y el entonces intendente tuviera que llamar al orden a los desbordados de turno.
De igual forma ocurrió durante su presidencia, cuando los líderes de cada sector estuvieron al frente de ministerios y por ejemplo, con la Cancillería a cargo de Reynaldo Gargano, no pudo llevar adelante su intención --por lo menos así había trascendido-- de suscribir un Tratado de Libre comercio con Estados Unidos, y en cambio siguió la apuesta a “más y mejor Mercosur”, que incluyó el sometimiento a la intervención de Brasil a través de su canciller para recordar las “obligaciones” uruguayas con el bloque.
Y por si quedaba alguna duda, ante los cuestionamientos y pedidos de reunión de líderes de izquierda para saber cuál es la óptica del nuevo mandatario de cara a la nueva gestión al frente del gobierno, el presidente electo transmitió a la izquierda su decisión de evitar que haya cortocircuitos en los equipos ministeriales, y se aseguró de que el mensaje llegara claro a los grupos de la coalición.
Según indica El Observador, recogiendo expresiones de Vázquez ante el informativo Subrayado, de Canal 10, el mandatario electo habló de evitar “feudos” en las carteras del Poder Ejecutivo y defendió su intención de colocar “a los mejores” en cada lugar.
Dijo que “no hay cuota política ni creación de feudos”, y agregó que a la hora de conformar el resto de sus equipos tanto de los ministerios como de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), se buscará a los mejores para cada cargo.
En tanto, Vázquez está recibiendo a los integrantes de su gabinete en el hotel Four Points para “dejar trazadas tres o cuatro líneas estratégicas de cada ministerio para presentar en las reuniones del 22 y 29 de diciembre”, y así “dejar libre el mes de enero para trabajar las líneas estratégicas y preparar el año 2015”, es decir el primero del nuevo gobierno, cuando se pueden aplicar de forma más contundente las medidas que puedan hacer falta y cuando en la “luna de miel” de por lo menos seis meses, se puedan adoptar medidas necesarias aunque no populares, a cuenta de eventualmente corregir los desvíos detectados.
Pero Vázquez no tiene un pelo de tonto, y sabe que no podrá dejar morir por inanición a muchos de los que esperan acceder a las decenas y centenares de cargos que deberán proveerse por la nueva administración en el ámbito estatal y del gobierno, incluyendo los entes, y seguramente aquí sí funcionará la cuota política por el respaldo electoral de cada grupo.
Por lo tanto, habrá seguramente designaciones que signifiquen reconocer esta realidad, aunque eso sí, ya será tarde para que se pueda quebrar el círculo de lealtad de quienes Vázquez ha designado en los ministerios, y asegurarse así de que los músicos seguirán sin vacilar cada compás que les marque el director de la orquesta.
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