Paysandú, Lunes 29 de Diciembre de 2014
Opinion | 23 Dic La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que de continuar el ritmo actual de degradación de tierras de cultivo, en 60 años no será posible encontrarlas en superficies adecuadas.
Un tercio de las tierras de labranza del planeta ya ha sido degradada y los suelos están prácticamente destruidos debido al uso excesivo de productos químicos, la deforestación, la erosión y técnicas agrícolas de explotación intensiva sin reposición. En el estimativo global, los peritos estiman que la cantidad de tierra productiva por persona en el planeta para el año 2050, será apenas la cuarta parte de la que había en 1960.
¿Por qué es importante esta cuestión? Porque el 95% de los alimentos que se producen en el planeta provienen de la tierra. Tan sencillo como eso. Si continuamos degradando las áreas de cultivo al ritmo actual las venideras generaciones tendrán serios problemas para el abastecimiento de alimentos.
La degradación de los suelos tiene un impacto negativo en muchas de sus funciones críticas para la producción de alimentos y para la provisión de servicios ecosistémicos y sus principales causas incluyen la erosión hídrica, la aplicación intensa de agroquímicos y la deforestación. Como ha expresado claramente la FAO, la destrucción de los suelos está creando verdaderos círculos viciosos en los cuales el carbono no es retenido, con lo cual el calentamiento global se agrava y la tierra empeora sus niveles de degradación.
En este escenario, América Latina y el Caribe son la reserva agrícola del mundo, pero no están libres del problema. Muy por el contrario, el 14 por ciento de la degradación mundial ocurre en América Latina y el Caribe. Esta situación es más grave en Mesoamérica, donde afecta al 26 por ciento de la tierra, mientras que este fenómeno afecta al 14 por ciento de las tierras de América del Sur.
En Uruguay, bien contamos con normativa que obliga a planificar el manejo de suelos y someter dichas acciones a control gubernamental, no es menos cierto que se ha incrementado notoriamente el uso de agroquímicos y es importante el aumento del área de cultivos poco protectores del suelo, como es el caso de la expansión explosiva de la soja y la intensificación del uso del suelo, con el consecuente aumento de erosión y degradación, así como pérdida de fertilidad.
El 2015 será el Año Internacional de los Suelos en el marco de la Alianza Mundial por el Suelo. Seguramente este tema será motivo de información, debate y controversia, pero es indudable que debemos actuar con inteligencia y perspectiva de largo plazo en la protección de los suelos, cuya salud está en la base de la agricultura, la biodiversidad, producción de alimentos y la lucha contra el hambre.
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