Paysandú, Viernes 02 de Enero de 2015
Opinion | 31 Dic Es solamente una bisagra en la historia. De la Humanidad y de cada persona. Es un segundo como cualquier otro y a la vez muy diferente. Y aun así es un momento que nos llama a la reflexión, que nos hace mirar hacia atrás para ver el camino recorrido. También nos hace mirar hacia adelante, para tratar de asomarnos al porvenir, aun sabiendo que siempre es una tarea ímproba. Aparecen las proposiciones, lo que queremos hacer en el período que viene, conscientes de antemano que a algunas las podremos cumplir y a otras no. Por la propia voz de la experiencia, porque ya nos hemos propuesto objetivos que luego no pudimos concretar.
Pero aquí estamos, a las puertas del comienzo de otro año, uno muy valiente al decir de Mafalda, porque como andan las cosas, igualmente se anima a venir. Estamos como personas, como familias, como comunidades, como naciones y como Humanidad. Estamos, con las cosas que nos unen tanto como con las que nos separan.
En estas horas, cierta nostalgia nos invade casi inevitablemente. Como ocurre cada vez que hay que mirar hacia atrás, sabiendo que lo pasado no siempre está pisado. Comprendiendo que lo que se ha hecho forma parte de cada uno de nosotros, y que eso a su vez sirve para la construcción del futuro.
Cada cual hará por estas horas su balance personal, y sabrá dónde ubicar los logros, sus objetivos no concretados y quizás alguna que otra desilusión. Porque en este asunto de vivir, todo se une, se funde. Como comunidad, en Paysandú han ocurrido cosas que ciertamente merecen destacarse. La cultura tuvo su fiesta cuando se reabrió el teatro Florencio Sánchez, que había estado cerrado por reparaciones. Con el brillo recuperado y –especialmente-- la escena nuevamente en manos de los artistas, el principal teatro de la ciudad volvió a ser ese orgullo tan sanducero.
El año que hoy se va también fue escenario para el gran lanzamiento de un emprendimiento de generación fotovoltaica de energía, por un lado en Constancia y por otro en el Parque Tecnológico Industrial camino a San Félix. Un grupo inversor integrado por capitales uruguayos y chinos trajo trabajo a la zona y abrió expectativas por otras empresas conexas que probablemente se concreten en el 2015.
En 2014 se anunciaron otras dos grandes obras, una que será llevada a cabo por capitales privados, y otra con un préstamo del BID. En la parte final del año se colocó la piedra fundamental para construir una nueva terminal de ómnibus y el segundo mall de la ciudad. Y también en los últimos meses del año se concretó el proyecto para la readecuación de avenida Dr. Roldán. Las dos obras darán comienzo en 2015, pero ciertamente provocaron beneplácito en su antecesor.
En marzo, otro hecho notable, esa vez en una de las zonas más queridas por los sanduceros: el histórico puerto. Por primera vez llegó un buque portacontenedores, que comenzó un tránsito marítimo que no mantuvo la frecuencia esperada pero que al menos fue un comienzo, trayendo mercaderías para luego ser distribuidas a destino desde el puerto sanducero, o enviando contenedores desde aquí a Montevideo, para luego seguir a sus destinos en ultramar. En 2015, hay mucho por mejorar en este tema, pero se probó que hay un tráfico posible de contenedores y que es uno de los negocios marítimos que Paysandú debe gestionar.
No entre lo mejor del año, pero si como algo que no podemos olvidar, las inundaciones de 2014 provocaron un importante número de evacuados. La zona costera y portuaria se vio anegada por las aguas del paterno y los destrozos quedaron a la vista al bajar las aguas.
Esto lleva directamente a marcar uno de los objetivos para el 2015, que debe seguir el método que se espera concretar en el realojo de Los Álamos, una zona donde no estaba permitido construir, pero que ante una situación de hecho se prefirió levantarles viviendas en una zona no inundable y parquizar donde hoy residen.
Pues bien, aunque la idea no es nada nueva, si es cierto que sigue sin aplicarse. Y si bien algo se hizo en La Chapita, hay que seguir adelante y realojar a quienes residen por debajo de la cota 8 y a esas áreas parquizarlas, cerrarlas definitivamente, para evitar nuevas construcciones precarias. Probablemente no se pueda hacer en un solo año, quizás sea cargarle con demasiada responsabilidad al pobre 2015, pero todo necesita un comienzo, y eso es lo que se espera del Año Nuevo. De lo contrario, cuando termine seguiremos teniendo inundados alojados en el estadio cerrado desde julio de 2014, simplemente porque no tienen casa a la que retornar.
El 2015 es, además, de capital importancia para todos los uruguayos, porque será el año de la renovación de los equipos de gobierno, tanto a nivel nacional como departamental. El uno es ya cosa juzgada, el otro aún deberá resolverse en mayo venidero. Pero en ambos casos, la nación espera con expectativa el comienzo de sus respectivos períodos de los nuevos gobernantes. Porque todo lo nuevo atrae, abre caminos, impulsa ilusiones. Y más allá de lo concretado por los gobiernos que ahora preparan sus valijas, los por llegar tienen ya la ilusión de todos los uruguayos, los que votaron por ellos y los que no (y los que en mayo decidirán en las departamentales), de que podrán mantener lo logrado y alcanzar otras metas.
A nivel departamental, un objetivo clave debe ser la atención permanente de la vialidad urbana, aprovechando que ahora si se cuenta con maquinaria vial nueva y moderna. El notable aumento del parque automotor atenta contra el buen estado de las calles, así como la extensión que ha alcanzado la ciudad, lo que precisamente hace imprescindible un trabajo diario en esa área.
También será necesario rever y tal vez modificar el sistema de recolección de residuos por contenedores, en la medida que así como está genera algunos inconvenientes. Además de la picardía de trasladarle el contenedor a la puerta del vecino, están los hurgadores --que se suponía solo iban a trabajar en centros de reciclaje específicos--, que sacan todo para quedarse con lo que les sirve y dejan todo desparramado luego.
La cultura sanducera necesita un fuerte impulso en todas sus áreas. No es cuestión de contentarnos con el recuperado Florencio. Hay que ir por más. Hacer del excine Astor un complejo cultural es un gran objetivo, pero más aún, hay que comenzar a establecer un plan real y posible para lograr salas que tengan las mínimas comodidades que la época pide, desde buenos asientos a un adecuado soporte técnico en audio e iluminación. El ex Astor puede ser como el buque insignia de esta imprescindible recuperación de la infraestructura cultural, pero no el único espacio a considerar.
A nivel mundial, no hay que olvidar que 2015 fue el plazo que se impuso las Naciones Unidas para los llamados “objetivos del milenio”, que se proponían erradicar la pobreza extrema y el hambre, mejorar la educación, proteger el medio ambiente y hacer alianza para el desarrollo para beneficio de los países menos desarrollados. El 2015 solamente demostrará que se han logrado avances pero que los problemas y obstáculos han sido también muchos. Quizás alcance con aquella propuesta de Mafalda --recordándola una vez más--: “¿Y por qué en este año que viene no iniciamos de una buena vez la tan postergada construcción de un mundo mejor?”
Llega el 2015, y lo hará en pocas horas más. Sabiendo de antemano que será escenario de logros y desaires, no está de más renovar el deseo de paz, amor y felicidad para todos y cada uno. Con eso hay suficiente para vivir en grande, para disfrutar cada momento, para hacer cada instante digno de vivirse. No todo será cual lo deseamos o merecemos. Esa es la cuestión humana, tan emparentada con las risas como con las lágrimas.
Pero eso es lo mejor. Sabedores que nada será un obsequio, que habrá momentos de calma pero también de incertidumbre, honremos la vida, esta maravillosa casualidad que nos regaló el universo, dando lo mejor de nosotros mismos día tras día. Con eso alcanzará para tener un ¡Feliz 2015!
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