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Paysandú, Sábado 03 de Enero de 2015

La basura de cada día

Opinion | 03 Ene Los problemas de deposición de los desechos domiciliarios conllevan una serie de desafíos que en nuestro departamento, y como regla general en todo el país, presentan grandes desafíos. Lamentablemente no son de ahora, sino que datan desde hace décadas, solo que el hecho de que haya aumentado notoriamente la población y el volumen de la basura hace que hoy el problema sea acuciante.
Recientemente tuvieron particular repercusión los desbordes que se dieron en una zona crítica de la ciudad de Montevideo, cercana a la estación de AFE, donde tras una fuerte lluvia, las aguas anegaron un amplio sector y dejaron atrapados bajo un metro de agua a decenas de automóviles, así como viviendas e hicieron que por varias horas no se pudiera circular por el lugar.Los bomberos, al dar a conocer su informe, sostuvieron que el problema se originó en la obstrucción de bocas de tormenta y desagües debido a la acumulación de basura, pero las autoridades de la intendencia capitalina mantuvieron --insólitamente-- la tesis de que el problema se originó en el nivel de las aguas de la bahía y no en los problemas de desagote de los pluviales.
Cuesta poco inferir que los bomberos, que no tienen implicancias políticas en sus evaluaciones técnicas, tienen toda la razón y que el problema se originó, pocas horas después de la Navidad, en las miles de bolsas de nailon, botellas, papeles y desechos de diversa naturaleza que estaban obstruyendo los desagües.
Y no se trata de una acusación gratuita a la gestión municipal capitalina, porque el problema es similar en Paysandú y en otras ciudades del Interior, y refiere a la (in)conducta ciudadana, a la desaprensión y falta de conciencia respecto al manejo de la basura, como en tantos otros temas.
El punto es que por más que se instalen volquetas, se aumente el circuito y la frecuencia de la recolección, siempre habrá determinado número de malos vecinos que no asumen que es elemental el mantener determinadas normas de comportamiento para beneficio general y que seguirán arrojando los desperdicios en el entorno de la volqueta si encuentran que esta está repleta. A la vez, saldrán en sus vehículos a tirar bolsas con desechos en el baldío que encuentren o en cualquier lugar de la periferia de la ciudad o hasta en una esquina del barrio, o esperarán a que llueva torrencialmente y que el agua corra para arrojar basura a la calle y que se la lleve la corriente, generando así el taponamiento de los pluviales y bocas de tormenta o, en el mejor de los casos, haciendo que la basura llegue directamente al río Uruguay.
El déficit educativo y la falta de responsabilidad de un alto porcentaje de la población son pues el factor clave para que no se pueda tener un entorno limpio. Y poco y nada valdrán las inversiones en equipos y en mejores tecnologías si, al mismo tiempo, no se actúa decididamente desde la más tierna infancia, pero a la vez cumpliendo con las inspecciones, controles y sanciones, para hacer las cosas en serio, como debe ser.


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