Locales | 04 Ene La Banda Municipal “José Debali” festejó, en la plaza Constitución, sus 88 años de existencia con un recital integrado por un programa diverso y con la actuación de los solistas vocales Agustín Lombardini (h) y Omar Pandolfo Aguinaga.
El público pudo apreciar, entre otras interpretaciones dirigidas por el maestro Techeira, “Ata una cinta amarilla al viejo roble”, “Puerto Montt”, “Can Can” (Offembach), “Brass Tango” (Mario Maldonado), “Yo no me doy por vencido”, “Vivir mi vida”, “Hasta sucumbir” y “Vivo por ella”, culminando con “Oda a la alegría” (Beethoven).
Los 88 años de infatigable y tenaz labor por el enriquecimiento de la cultura musical sanducera a lo largo y ancho de todo el departamento hablan por sí mismo. Es algo que nos enorgullece. El élan vital (impulso vital) de los músicos Bruno Goyeneche y Adolfo Piaggio forjó la realidad de una banda representativa de nuestro departamento, como lo son todas las bandas de las diversas comunidades del mundo. Desde aquel lejano 31 de diciembre de 1926 al presente, valiosos músicos han integrado su cuerpo, que hoy cuenta con 25 músicos y dos cantantes. Desde el maestro Piaggio se han sucedido directores de jerarquía tanto nacional como departamental. Paysandú posee una importante tradición musical que no fue fácil cimentar, donde se conjugaron esfuerzos de sanduceros nativos y adoptados que se plegaron a la lucha y esfuerzo común, como José Debali, Bruno Goyeneche, Adolfo Piaggio, Hipólito Melgar, los hermanos Cora, Américo Chirigliano, Benítez, en fin algunos de los cientos de nombres que jalonaron la historia musical no solo de la banda, sino de la música sanducera. Ellos ejecutaron la historia musical de Paysandú, fueron su espíritu porque golpearon la conciencia de nuestra comunidad. Imbuidos en el espíritu sanducero, los que están en la tarea deben continuar la marcha de superación, luchar porfiadamente y enfrentar los nuevos desafíos, mientras que los que tenemos la palabra --oral o escrita-- batallar, golpear las conciencias de la comunidad como el martillo sobre el yunque para mantener y superar lo realizado hasta el presente.