Opinion | 05 Ene “El contrabando de tabaco, además de todo lo que es el tabaco, tiene dos medidas más perjudiciales aún: el perjuicio económico para el país y si el tabaco es malo para la salud, el tabaco de contrabando no sabemos qué contenido tiene, no lo tenemos regulado”, dijo la ministra de Salud Pública, Susana Muñiz. Uruguay adhirió al Protocolo de Cooperación Internacional Contra el Contrabando de Tabaco y es el sexto país que lo incorpora a su legislación. El texto del protocolo ha sido elaborado por la Organización Mundial de la Salud y crea instrumentos para mejorar los controles.
Seguidamente, la secretaria de Estado señaló un aspecto relevante: “Hay medidas que tienen que ver con el control de las aduanas, de la cadena de suministro y con el intercambio de información entre los países”. Sin embargo, hasta el momento, al menos en nuestro país, la lucha contra el tabaco ha sido --prácticamente-- un asunto de salud pública con el apoyo del Ministerio de Economía, que resolvió un aumento del Imesi en diciembre pasado y que, de hecho, fue anunciado por Muñiz.
Desde este mes rige la norma que prohíbe exhibir “los productos de tabaco, sus derivados y accesorios para fumar en dispensadores y cualquier otra clase de estantería ubicada en los locales donde se expendan los productos de tabaco”. Incluso prohíbe combinar colores que se asocien a una determinada marca de cigarrillo. La nueva normativa habilita a exhibir una lista de los productos con sus respectivos precios e información del Ministerio de Salud Pública, alertando sobre los peligros de fumar. Las sanciones van desde U$S 1.000 a U$S 10.000 o incluso la clausura del comercio.
La ley apunta a una disminución del consumo, en tanto los legisladores oficialistas, quienes defendieron el proyecto, señalaron que la publicidad del tabaco aumenta la prevalencia del consumo, fundamentalmente en los jóvenes. Lograron que una franja etaria disminuya el consumo de tabaco, pero aumentó el consumo de cannabis en el último año, según la Junta Nacional de Drogas.
Y si la publicidad afectara las ventas, cabe la gran pregunta: ¿por qué aumentó en gran medida el expendio de cigarrillos de contrabando si sus marcas más comunes no están publicitadas en ningún lado? E incluso como dice la ministra; “no sabemos cuál es el contenido” de ese tabaco. Claro, también reconoció que no está regulado.
Lo cierto es que un fumador buscará la forma de no pagar $80, si puede abonar $30. Por esa razón, el contrabando de cigarrillos representa entre el 20 y 30% del mercado nacional, ubica a Uruguay en el primer puesto de venta ilegal en el continente con 1.200 millones de cigarros anuales y se pierde de recaudar unos U$S 150 millones.
O sea, no es una tarea únicamente de Salud Pública, sino de otros organismos, como Aduanas, que reconoció la carencia de recursos y de estrategias para enfrentar el comercio ilegal. Y tampoco se trata de mayor o menor publicidad.