Opinion | 06 Ene En reciente entrevista concedida a un diario de su país, el ministro de Economía de la Argentina, Axel Kicillof, denunció un “ataque simultáneo” de los fondos buitre contra determinados “procesos políticos” de la región y ubicó en ese marco el litigio por la deuda argentina y una demanda contra la petrolera brasileña Petrobras.
Sostuvo que “hay una estrategia más generalizada que está utilizando la cuestión financiera como campo de batalla contra determinados procesos políticos”, declaró Kicillof en una entrevista que publicó el diario Página/12, artículo en el que acotó que “en el año que terminó trataron de llevar a la Argentina al ‘default’ (cese de pagos), quisieron hacer caer la reestructuración de deuda del año 2005. Ahora vemos cómo los mismos actores, (el fondo) Aurelius concretamente, aparecen atacando a Brasil. Estos episodios van a quedar en los anales de cómo se desarrolla una guerra sin armas, desde el terreno judicial y con objetivos políticos”.
A juicio del hombre de confianza de Cristina Fernández, se está ante un “ataque simultáneo”: el conflicto por la deuda argentina en mora desde 2001 y la demanda contra Petrobras iniciada por el fondo especulativo Aurelius --uno de los impulsores de la demanda en Nueva York contra Argentina-- en los tribunales de Providence (Estados Unidos), por presunta falsificación de información contable.
Evaluó que “en función de ello, y como tenedor de bonos emitidos por Petrobras bajo ley de Nueva York, (Aurelius) pide la ‘aceleración’ de los bonos (su amortización adelantada, con intereses), lo que equivale a arrastrar al ‘default’ a la petrolera brasileña. Este paralelismo no es gratuito ni casual. El ataque simultáneo contra Argentina y Brasil está tratando de generar un descalabro financiero en la región”.
En cuanto a la sentencia del juez neoyorquino Thomas Griesa, favorable a los fondos especulativos que no aceptaron los canjes de 2005 y 2010 y que desde mediados de 2014 impide al país pagarles a los tenedores de bonos reestructurados, Kicillof aseguró que cumplir el fallo “hubiera sido el error más grave que podía cometer Argentina”.
Vencida la cláusula legal Rufo, que impedía al país pagar más a otros acreedores que al 93% que aceptaron las quitas de la reestructuración hasta el final de 2014, el funcionario reiteró la voluntad de diálogo de Argentina pero también que solo cumplirá con el 100 % de los bonistas en condiciones “equitativas y sostenibles”.
“Argentina ofreció una reestructuración por el 100% de su deuda y sólo quedó al margen el 7%, del cual los fondos buitre tienen una parte (poco más del 1%) y pretenden una ganancia del 1.600%”, indicó Kicillof.
“Lo más lógico sería esperar una reacción del sistema judicial norteamericano que cambie esta actitud de total intransigencia. Con respecto a los fondos buitre, les propusimos que acepten las condiciones del canje, que les representaría una ganancia del 300%. Lo que uno se pregunta a esta altura es si tienen voluntad de llegar a una solución o si su negocio es generar este ataque”, sostuvo.
Las reflexiones del secretario de Estado se encuentran en sintonía con conceptos parecidos que frecuentemente expone el presidente venezolano Nicolás Maduro, quien muy suelto de cuerpo sigue denunciando una serie de acciones conspirativas del “imperio” norteamericano contra su país, que incluye una estrategia de hacer caer los precios internacionales del petróleo para llevar a la bancarrota a la economía venezolana, que depende prácticamente en un cien por ciento de las exportaciones de crudo.
Estas teorías conspirativas simplemente apuntan a trasladar las culpas a otros de lo que se ha hecho o dejado de hacer por gobiernos voluntaristas, que han utilizado enormes recursos para aplicar medidas simpáticas y dejado voluminosos “agujeros” por la aplicación de subsidios y gastos “sociales” sin retorno.
La culpa del default de la deuda argentina no es precisamente de nadie más que de los gobiernos argentinos, y el no haber pagado nunca lo que debía, mientras seguía creciendo en los compromisos internacionales, encerrándose con medidas proteccionistas y ser un paria en el mundo financiero internacional, es solo consecuencia de haber negado la realidad y no asumir responsabilidades.
De la misma forma, Maduro siguió malgastando dinero en políticas de subsidios y populistas, sin sustento, sin aparato productivo propio ni haciendo nada por generar un esquema económico sustentable, apostando a que el dinero del petróleo fácil durará para siempre y llegará a manos llenas. Mal puede por lo tanto endilgarle a los enemigos de afuera las responsabilidades de un escenario que ayudó a crear por imprevisión y no pagar costos políticos, siguiendo la utopía del socialismo bolivariano sin tener estructura y menos dinero para hacerlo.
Kicillof está haciendo lo mismo, y ha incorporado a Brasil a la lista de “víctimas”, cuando se trata de países que han intentado vivir por encima de sus posibilidades, con mucho voluntarismo y poco realismo.
En su país, 2014 a nivel económico se presentó como uno de los más complejos de los once años de gobierno kirchnerista, marcado por una fuerte devaluación del peso en enero, el conflicto de la deuda a partir de junio, la elevada inflación, la fuga de divisas y el crecimiento cero del PIB.
El ministro aseguró que pese a todo el país logró mantener “un programa anticíclico, tratando de que la caída de la economía global nos afectara lo menos posible”.
Bueno, seguramente esa era la intención, pero se están pagando las consecuencias del desquicio de haberse negado a pagar la deuda ni adoptado medidas de ajustes imprescindibles en la economía. Y si no se ha ingresado en un colapso, es debido precisamente a que felizmente la Argentina es un país muy rico, con enormes recursos naturales, lo que le han permitido ir capeando el temporal pese a la aplicación de políticas basadas en pura ilusión, para un mundo que no existe. Cierto, el usar como chivo expiatorio a los fondos buitre es un recurso que puede ser “creíble” solo para seguidores incondicionales sin una pizca de sentido común ni crítico.