Solicitada

Locales | 04 Ene “Leandro Gómez ya no es un héroe partidario, sino un héroe nacional. Las causas por las que dio su vida iban más allá de las luchas partidarias. Defendió a un Gobierno legalmente establecido contra la prepotencia de propios y ajenos. Encabezó un movimiento de Guardias Civiles, conformado por los vecinos y vecinas, por el panadero, el herrero, el intelectual, las amas de casa, los profesionales…” (Texto extraído de un especial preparado por el Directorio del Partido Nacional que recuerda la Defensa de Paysandú.) Se cumple hoy el 150º aniversario de la caída de Paysandú, un crimen alevoso contra la soberanía nacional que condujo a un crimen posterior mayor, como fue el sitio, ocupación y genocidio contra el proceso nacionalista revolucionario. Historia poética y profundamente descripta por el escritor Washington Benavides, canción hermosamente ejecutada por Numa Moraes: “Coplas del coronel Marcelino”. Dice en un tramo: “¡No hay pueblo en la tierra más macho que el Paraguay!”. En el editorial del viernes 2 de enero del 2015 de EL TELEGRAFO se realiza una compartible crítica al gobierno nacional y departamental de Paysandú, por no haberle dado trascendencia a la Defensa, tanto para el Uruguay como para la región. Hace más de una década, cuando el intendente de Paysandú era el nacionalista Álvaro Lamas, ediles del Partido Nacional y del Frente Amplio resolvieron colocar el nombre de José Pedro Varela al espacio que se denominaba hasta ese momento plaza Venancio Flores, clausurando una contradicción evidente y dolorosa al homenajear en Paysandú al principal responsable de su martirologio. Los que habitamos --por ahora-- la capital del país, aún debemos soportar un mayor reconocimiento a Venancio Flores: la avenida que comienza en el Palacio Legislativo y que luego de su extenso recorrido se cierra en Piedras Blancas. El homenaje a los defensores de Paysandú queda pendiente. Quizá lo pueda tomar el próximo gobierno departamental o el nacional. Posiblemente el movimiento sindical, convocando a crear un movimiento sociohistórico-cultural pueda contribuir a construir un ayuda-memoria sobre la permanencia de la conciencia democrática comprometida del pueblo sanducero, por ejemplo, vinculando su accionar con las dos semanas de huelga general en la capital del departamento en junio-julio de 1973. Poco más de 100 años a posterior de la Defensa de Paysandú, otra defensa, la de los derechos democráticos y sociales de los uruguayos, de nuevo, encontró de pie a sanduceras y sanduceros. Por ahí anda Carmen Germes y sus compañeros procurando reconstruir la memoria histórica de Paysandú. El ministro de Relaciones Exteriores, compañero Luis Almagro, respondió que “aún existen naciones que no han devuelto trofeos de guerra capturados al Paraguay”, en referencia clara a Brasil. ¿Cuánto habrá que continuar esperando hasta reivindicar a Leandro Gómez y sus compañeros, colocando en el lugar que se merece a Venancio Flores y los genocidas asociados? En esta luminosa América Latina --usando el criterio de León Cristalli-- es necesario que sus gobiernos nacionales, populares y democráticos, comiencen a trabajar para poner la verdad histórica en su lugar. El tiempo es ahora. Si urgencias de Estado, lobbys o falsa concepción sobre la “unidad nacional” lo impiden, por ahora, lo retardan. Alentamos a Mario Delgado Aparaín a que dé continuidad a su obra “No robarás las botas de los muertos”, con la proyectada novela histórica sobre la llamada Guerra de la Triple Alianza. Por ahora, la verdad histórica --en gran medida-- ha permanecido mediatizada, contenida, cuando no desviada o tergiversada. Parece hora --si no es ahora, ¿cuándo?-- de comenzar a elaborar la historia nacional y regional sin concesiones, atajos, medias verdades, claudicaciones, pereza intelectual o falsa conciliación nacional. Leandro Gómez y los defensores de Paysandú son héroes nacionales y corresponde la responsabilidad a los gobiernos del Frente Amplio aceptar y promover la proyección histórica de su accionar. Raúl Campanella